• El desastre Rajoy: el problema del PP no es ya que pierda el primer puesto en las elecciones; también puede perder el segundo, ahora en Ciudadanos.
  • Lo que provocaría, de paso, que Rivera ya no se conforme más que con la Presidencia, en coalición con Sánchez o Rajoy.
  • La encuesta de Metroscopia para 'El País' así lo vaticina, para un feudo tradicional del PP: la Comunidad Valenciana.
  • Moncloa tiene otra encuesta, de alcance nacional, que extrapola el resultado: el PP por detrás del PSOE y Ciudadanos.
  • Si Ciudadanos se convierte en la nueva derecha española tendremos una derecha jacobina, abortista y anticlerical.
Está en los corrillos políticos, y cobra peso en algunas encuestas. La cuestión ya no está en que el PP gane o no las próximas elecciones, sino en qué lugar quedará el 20-D: ¿detrás de Ciudadanos o del PSOE? ¿En segundo o en tercer lugar de la tabla clasificatoria? Que la cuestión inquieta en Moncloa no es una novedad. Incluso ayuda a entender la simpática presencia de la vicepresidenta, Sáenz de Santamaría en El Hormiguero de Antena 3 exhibiendo sus cualidades para el baile y los reflejos, al día siguiente, para mantener la mecha encendida y asegurar que lo pasó estupendamente y que no tenía agujetas. Vamos, que todo vale para pellizcar votos porque el golpe puede ser demasiado duro. Sobre el Partido Popular planea el fantasma de la UCD y aquel tenebroso 28 de octubre de 1982, cuando el PSOE, sencillamente, terminó con la derecha española con un Felipe González que obtuvo 10 millones de votos. La encuesta que publica este viernes El País sobre la intención de voto en uno de los feudos tradicionales del PP, la Comunicad Valenciana, es muy ilustrativa en ese sentido: el PP pasaría de ser la fuerza más votada en las legislativas de 2011 (53,3% de los sufragios) y en la autonómicas de mayo (26,25%) a ser el tercer partido (21,6%). Ojo, por detrás de Ciudadanos y del PSOE. La formación de Albert Rivera ganaría, con el 25,4% de los votos, y el partido de Pedro Sánchez sería la segunda fuerza, con el 23,3%. En suma, estalla toda la aritmética de los pactos planteada hasta ahora y no esconde, en el más extremo de los supuestos, que el PP pueda acabar como la precitada UCD en los años posteriores a la Transición: demasiadas corrientes para unas siglas. La estrategia electoral del PP salta por los aires. Tenía dos ejes -acercamiento a Ciudadanos para poder gobernar con mayoría simple y desprestigio de Pedro Sánchez-, pero se apoyaba sobre todo en un supuesto: que el PP fuera la lista más votada. Las cosas cambian radicalmente: ya no es que Ciudadanos tenga o no la llave del próximo Gobierno de la nación, sino el gozne y la puerta. Es más, así la cosas, podría negociar de tú a tú con Pedro Sánchez, pero ¿por qué no para que Rivera sea el presidente en lugar conformarse con una vicepresidencia? También cambian las cosas, en consecuencia, para el propio Pedro Sánchez, que prefiere, en cualquier caso, una alianza con Ciudadanos que con Podemos (en horas bajas) y lo que pueda quedar de Izquierda Unida. Un nuevo frente popular también se desvanece. Tiene su coña que el resultado previsible en la Comunidad Valenciana vaya en la misma línea de lo que adelantó en una de las inoportunas declaraciones el ex presidente Aznar. Lo que dijo el también presidente de honor del PP -que no gustó nada, lógicamente, a Rajoy- es precisamente que Ciudadanos  puede arrebatar al PP la hegemonía en el centro-derecha. Sobre la tensión máxima en Moncloa por las previsiones electorales ya les hemos contado que hay una encuesta, dura de ganas, sobre la mesa de Presidencia del Gobierno. Ese sondeo, de alta credibilidad y encargado por una muy influyente institución social, asegura que el ganador de las elecciones sería el PSOE, seguido de Ciudadanos y, en tercer lugar, el PP. En la encuesta de Metroscopia para El País -y en una de las comunidades históricas del PP-, la cosa pinta todavía peor: la primera fuerza sería Ciudadanos. En los dos casos, claro está, pesan factores distintos pero extrapolables al resto. En la Comunidad Valenciana tienen su aquel los casos de corrupción que han salpicado al Partido Popular. Ojo, porque esa misma corrupción -en otras formas, como Bárcenas o las variantes de la Púnica o Gürtel- es la que llevó a reconocer esta semana a Rajoy la gallegada esa de que es posible que sí, que hayan actuado tarde y no con la suficiente diligencia. Y a eso se une el resultado en las elecciones catalanas: el PP pasó a ser la quinta fuerza y Ciudadanos, la segunda y la alternativa más clara al separatismo. Ese fue el argumento de las primeras declaraciones contra Rajoy de José María Aznar. Pero el frente abierto por Aznar es algo más que un síntoma. Hay división en el PP, sobre todo a medida que enflaquecen las perspectivas electorales. Tengan en cuenta que con los datos de la última encuesta del CIS, la de agosto, el bipartidismo se recuperaba, sobre todo el PP, mientras Podemos y Ciudadanos perdían gas. El estudio daba la victoria al PP, con un 28,2% de los votos, y el PSOE quedaba en segundo lugar, con un 24,9%. Esa fractura ha crecido desde las elecciones catalanas, también entre el presidente Rajoy, con bronca incluida, y la vicepresidenta, Sáenz de Santamaría. La cuestión ahora está en el castigo electoral por el desgaste. Las fuerzas vivas del partido, entre tanto, cierran filas con Rajoy, a través de cualquiera de sus portavoces, Rafael Hernando, Javier Maroto, Cristina Cifuentes, Pablo Casado o Andrea Levy. Y si se confirman los pronósticos y Ciudadanos se convierte en emblema del nuevo centro-derecha español, sobra decirlo, una inmensa masa de votantes del PP habrá pasado de Guatemala a Guatepeor. La derecha de Ciudadanos no tiene ninguno de los complejos que parten al PP. Es una derecha pagana o, si lo prefieren, compuesta por progres de derechas: en lo moral, son laicistas, abortistas y les da igual que les da lo mismo el gaymonio; en lo político, son esencialmente jacobinos, y en economía -donde Rajoy centra sus logros, de lo otro no se atreve a hablar- un poco más liberales que el PSOE y que el PP. Rafael Esparza rafael@hispanidad.com