La portavoz socialista, Adriana Lastra, ha anunciado que el PSOE defenderá en el pleno de la semana que viene una proposición de ley relativa la regulación de la eutanasia, una cuestión que el PSOE quiere convertir en un nuevo derecho, como ya ha hecho con otra práctica que también atenta contra el derecho a la vida: el aborto.
Sin embargo, la aprobación de la eutanasia ha derivado en importantes abusos y atentados contra el derecho a la vida en países donde ha sido regulada.
La experiencia de Holanda y Bélgica es que enseguida son ‘eutanasiados’ enfermos en coma, niños pequeños, personas en estado vegetativo, discapacitados psíquicos... ninguno de los cuales da su consentimiento. Por eso, 'One Of Us' advirtió de la débil frontera entre eutanasia y homicidio: con consentimiento o sin él.
Por ejemplo, en el año 2017, un estudio que se realiza cada cinco años para conocer las causas de muerte de la población de Holanda reveló que más de 400 de sus ciudadanos perdieron la vida después de la aplicación de la eutanasia sin ningún tipo de consentimiento, recogió Aciprensa.
Como indicó la Coalición para la Prevención de la Eutanasia, el estudio que abarca el período 2010-2015, contabilizó 7.254 suicidios asistidos de las cuales 431 fueron por “terminación de la vida sin petición”.
La plataforma provida estadounidense Live Action denunció que en Holanda este caso solo representa uno de una “larga serie de inquietantes informes”. “Allí (Holanda), por lo menos una persona cada semana recibe la eutanasia por enfermedad mental, lo que no es asombroso, porque 1 de cada 3 doctores holandeses dijeron estar dispuestos a aplicar eutanasia a enfermos mentales”, explica la plataforma. En ese sentido, se indicó que las personas han recibido la eutanasia por ser autistas, adictos o víctimas de abuso sexual.
La experiencia de Holanda y Bélgica es que enseguida son ‘eutanasiados’ enfermos en coma, niños pequeños, personas en estado vegetativo, discapacitados psíquicos... ninguno de los cuales da su consentimiento
En febrero de 2017 una médico decidió aplicar la eutanasia a una anciana de unos 70 años, diagnosticada con demencia y que no estaba en capacidad de expresarse claramente. Otro caso reciente ocurrió en diciembre de 2016, cuando se le aplicó la eutanasia a un padre de familia alcohólico de 41 años, quien obtuvo la autorización solo con el argumento de que consideraba su vida como algo insoportable.
“Esto es lo que lleva a la legalización del suicidio asistido, una y otra vez. El gobierno canadiense, por ejemplo, está iniciando un estudio formal para considerar permitir el suicidio asistido para ‘solicitudes hechas por individuos con enfermedad mental como su única condición subyacente’; y Bélgica aprobó recientemente la eutanasia para niños”, indicó Live Action.
Yo quiero vivir con dignidad, no morir
En Quebec (Canadá) se dio el caso de de Roger Foley, de 42 años, diagnosticado de ataxia cerebral, patología que, lentamente, afecta a su capacidad de moverse y hablar. Según revela The Star, el hombre ha denunciado a la provincia de Ontario después de que el hospital en el que está ingresado le haya presentado una cuenta de 1.800 dólares al día para seguir recibiendo el tratamiento adecuado. Como alternativa, "me han ofrecido el acceso gratuito al suicidio asistido. Pero yo quiero vivir con dignidad, no morir”, recogió Religión en Libertad.
Se han verificado casos similares también en los Estados Unidos, sobre todo en Oregón, donde el suicidio asistido es legal desde 1997. Es famoso el caso de Randy Stroup, diagnosticado de cáncer de próstata y al que los médicos se negaron a tratar con quimioterapia porque el tratamiento es demasiado costoso. El Estado se opuso al tratamiento, pero se ofreció a pagar todo el coste de la eutanasia. "Casi me desmayo cuando me lo dijeron", declaró Stroup en 2009. "¿Cómo es posible que no paguen el tratamiento para ayudarme a vivir y se ofrezcan asumir el coste para hacerme morir?".
En California, donde el suicidio asistido ha sido legalizado en 2015 (temporalmente suspendido hace algunas semanas por problemas legales), Stephanie Packer, madre de cuatro hijos, que aún vive, en 2016 vio como su seguro le negaba el tratamiento: "Antes que la ley sobre la eutanasia entrara en vigor, estaban dispuestos a pagar. Sin embargo, tras la aprobación del suicidio asistido, me han dicho que como no me quedaba mucho para vivir, no cubrirían el coste del tratamiento de mi esclerodermia", declaró al Washington Times, "pero añadieron que si elegía el suicidio asistido pagaría sólo un dólar y veinte céntimos".
Y siguen llamándola "libertad de elección”.