Felipe González asegura que siente orfandad representativa, una de esas expresiones que sólo el sevillano puede crear y que significa que le ha sentado como una patada en el bajo vientre la alianza de su discípulo y sucesor Pedro Sánchez, con el neocomunista (leninistas 3.0, así les llama a los podemitas) Pablo Iglesias.
El expresidente extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra asegura que se dará de baja del PSOE si Sánchez pacta con los separatistas (ya lo ha hecho, al pactar con Iglesias) y se espera la reacción de Alfonso Guerra yd e Javier Solana, los otros supervivientes del felipismo. Porque todos ellos están a un paso de la salida si Sánchez continúa por esa vía.
El Felipismo asegura sentir ‘orfandad representativa’ y González critica que socialistas y podemitas se repartan los cargos antes de acordar un programa de Gobierno
Sí, el PSOE se rompe, pero, y esto es lo que debemos meternos en la cabeza, a Pedro Sánchez el importa un bledo. El actual presidente es un oligofrénico del poder. No ha querido pactar con la derecha y se ha echado en mano de un personaje venenoso como es Pablo Iglesias mientras en la Generalitat se sienten eufóricos porque ven a Sánchez más débil que nunca y dispuesto a perpetrar cualquier barbaridad con tal de mantenerse en Moncloa, que es lo único que le importa: el Falcon.
A un Sánchez borracho del sillón presidencial, no le para nada ni nadie. Ciertamente, podría pararle el Nuevo Orden Mundial (NOM) y pueden concretarlo ese nuevo orden en Bruselas, en Washington, en lso multimedia globales o en los fondos de inversión, conocido como la nueva banca en la sombra, que supone el nuevo poder financista. Donde quieran, pero mucho me temo que el NOM es capaz de permitir lo que tanto aterra a González: un Gobierno del Frente Popular.
¿Por qué? Pues porque la nota distintiva del NOM no es ni el capitalismo, ni el globalismo, ni el feminismo ni el ecopanteísmo., con ser todos ellos objetivos de ese Nuevo Orden Mundial. La nota distintiva del NOM es lo mismo que une a dos personajes tan distintos como Pedro Sánchez y Pablo Iglesias: su cristianofobia. EL NOM, como el PSOE y Podemos, ha pasado de anticlericalismo a cristofobia pura y dura: ya no odian a los curas, odian a Cristo y todo lo que Él representa.
Sin embargo, en el PNV y en la Generalitat reina la euforia: es el momento del separatismo. Nunca Sánchez estuvo tan débil para ceder
Por contra, en el PNV y en la Generalitat reina la euforia: es el momento del separatismo. Nunca Sánchez estuvo tan débil para ceder. Están crecidos y ahora venden el eje Barcelona-Bruselas y el eje Bilbao-Bruselas. Dos naciones soberanas dentro del Estado español, convida propia ante el exterior. Ellos tiene identidad nacional, el resto sólo tenemos ‘Estado’.
Y, por supuesto, manteniendo los privilegios económicos en Euskadi y calcando el modelo vasco en Cataluña Porque oiga, la pela es la pela.