• Y esto ocurre en plena guerra civil en el banco de Francisco González.
  • En el entretanto, FG se queja de falta de productividad y eficiencia.
  • Pero lo cierto es que la red de oficinas está colapsada y a punto de estallar.
  • Los 27.000 empleados de sucursales están enfrentados a los 6.000 'enchufados' de La Vela.
  • Mientras, Vicente Rodero exige más medios para la banca presencial o se marchará.
  • El Santander supera al BBVA en rentabilidad por recursos propios y en el negocio típico, y presenta menos morosidad.
Vean el cuadro adjunto, elaborado con los resultados oficiales presentados por ambos grupos a 31 de marzo. En el primer trimestre, el Santander ha acelerado y se ha adelantado al BBVA en rentabilidad. Sobre todo, en el cociente más mirado por los analistas, la rentabilidad sobre recursos propios (ROE), donde Ana Botín (6,4) ha conseguido superar a FG (6,0) (ambos en la imagen). En la rentabilidad sobre activos (ROA) el BBVA aún mantiene ventaja (0,52 frente a 0,50%) y ambos andan casi parejos en el porcentaje de moda: los recursos propios 'core fully' (10,5 frente a 10,3 a favor de BBVA). Ahora bien, donde la entidad de Ana Botín le ha superado claramente en el primer trimestre es en la medición relativa de las variables del negocio típico. Tanto en margen de intermediación como en comisiones. Si a eso le unen una mora mucho más reducida en el banco cántabro (4,3 frente a 5,3) y una clarísima mayor eficiencia en el caso de la entidad roja (nada menos que 58,4 frente al 50,4), lo cierto es que puede concluirse esto: en 2016, la rentabilidad del Santander ha superado a la del BBVA. Y no ocurría lo mismo hasta ahora. Precisamente, eficiencia es la palabra clave por la que suspira Francisco González quien se queja de la falta de productividad de su plantilla. Asegura que un banco pionero en la digitalización como es el suyo debería ser más eficiente. La plantilla no piensa lo mismo. Es más, existe una guerra abierta en los 33.000 empleados (en España, la plantilla total del BBVA en el mundo supera los 133.000 trabajadores) entre los de la red de sucursales (unos 27.000) y los 6.000 privilegiados de la Corporación, casi todos afincados en "La Vela" (otros prefieren llamarle el euro), la sede central del BBVA ubicada en el norte de Madrid. Aquellos dicen que estos, los del central, no dan palo al agua. La plantilla, como se quejaban los sindicatos en la reciente Junta de Accionistas, está sobrepasada. Según fuentes sindicales, la media de horario laboral en el BBVA es de 11 horas diarias y su queja favorita es contra la PBD (puta banca digital). En resumen, la plantilla está harta de sacar adelante la cuenta de resultados mientras no recibe ninguna ayuda del grupo de privilegiados que lleva adelante la banca digital y que no ocasiona sino gastos a la entidad. Los digitales están capitaneados por el propio Ceo, Carlos Torres Vila, el mismo que días atrás aseguró que el banco podría funcionar con tan solo 1.000 sucursales en España, un país donde tiene desplegadas 3.800. Luego tuvo que rectificar pero el mal ya estaba hecho y la sospecha sembrada. Y es que el problema es precisamente ese. Para hacer un banco digital mundial basta y sobra con 1.000 oficinas, no ya en España, sino en el mundo. Y sobre todo con 2.000 empleados en todo el planeta. Sólo que parte de 133.000. Y la contraprestación es, claro está, si esa banca digital puede ser rentable pro sí misma. Y ojo, porque Vicente Rodero está a punto de estallar. Rodero es el único veterano que queda de la antigua escuela Bilbao Vizcaya, el hombre que se encarga de la antiquísima banca tradicional, la que salva la cuenta de resultados del Grupo. Ya tiene muchos años y si no se le dan los medios -más bien se le quitan a favor de la PBD-, puede liarse la manta a la cabeza y marcharse. Y en el entretanto, la bolsa le persigue: la cotización de la acción del BBVA roza el mínimo anual mientras Iberdrola le arrebata el cuarto puesto en la clasificación del Ibex-25, tras Inditex, Santander y Telefónica. Eulogio López eulogio@hispanidad.com