Josep Borrell, Nadia Calviño y Margarita Robles coinciden este lunes en Bruselas, aunque cada uno de ellos acude a una reunión diferente, propia de sus competencias. Algo tienen en común, sin embargo, los tres ministros socialistas: son los grandes ‘damnificados’ del Gobierno Sánchez.
Empezando por el final, Margarita Robles fue la única que quiso romper el contrato con Arabia Saudí de venta de armas. Robles fue desautorizada, como recordarán, y entonces conocimos la existencia de bombas que solo matan a los malos. Bombas buenas, progresistas, en contraposición a los artefactos fascistas que matan, sobre todo, a civiles inocentes.
El ministro que más harto está es Borrell. Va a desencuentro por día con Sánchez, cuando no lo supera, como ha hecho, por ejemplo, este lunes. Según el ministro de Exteriores, España no reconocerá a Kosovo, algo que contradice al propio Sánchez, que el día 14 autorizó a deportistas de Kosovo a competir bajo su bandera en España.
El presidente, además, quiere que Borrell sea candidato europeo, pero él no quiere ni oír hablar de ello
En la misma entrevista de este lunes, en Onda Cero, Borrell ha respondido a los planes de Sánchez de no presentar los Presupuestos si no tiene apoyos suficientes. “Lo normal” es presentarlos, según Borrell, aunque “no parece que haya una mayoría” para aprobarlos.
El cabreo de Borrell es patente y aumenta cada día. El ministro está muy dolido, además, porque fue uno de los que más ayudó a Sánchez para volver a la Secretaría General del PSOE y ahora el presidente le paga de esta manera, desautorizándole y dejándole solo, por ejemplo, ante la cuestión separatista. El presidente, además, quiere que Borrell sea candidato europeo, pero él no quiere ni oír hablar de ello. Su etapa en Bruselas finalizó hace años.
Mientras las encuestas no le digan lo contrario, Sánchez agotará su mandato aunque sea sin Presupuestos y con ministros cabreados
A Nadia Calviño le ocurre justo lo contrario: está deseando volver a la Comisión Europea como directora general de Presupuestos. La ministra de Economía, la más liberal (¿la única?) del Ejecutivo, está quemada. No estaba de acuerdo con subir los impuestos y no quería presentar en su antigua casa unos presupuestos que ni ella se creía, sobre todo por el lado de los ingresos. La gota que ha colmado el vaso ha sido la tímida defensa del Gobierno tras las informaciones adelantadas por el ABC acerca de la sociedad que utilizó para comprar su vivienda.
Robles, Borrell, Calviño… el presidente mantiene prietas las filas: aquí, no solo no dimite nadie (más), sino que nadie se puede marchar. Ni siquiera por la puerta grande. Hay que aguantar hasta el final de la Legislatura o hasta la convocatoria de elecciones, que podría adelantarse, según el ministro Ábalos. En cualquier caso, tal y como ha recordado Sánchez este lunes -¡qué modesto es!- el único que tiene potestad para adelantar los comicios es el presidente, o sea, él. Mientras las encuestas no le digan lo contrario, Sánchez agotará su mandato aunque sea sin Presupuestos y con ministros cabreados.