En el último mes, en España, hemos pasado de un muerto por coronavirus al día a cinco. ¿Esto es para asustarse? Por los rebrotes no, dado que el virus no tiene la letalidad de meses atrás, pero por el fracaso de la ciencia en vencer al coronavirus, sí.
Pero en Moncloa preocupa otra cosa: saben que si hay un rebrote de verdad, en otoño, y la ciencia continúa sin encontrar, no ya una vacuna, sino tampoco un tratamiento inequívoco, el Gobierno no podría decretar un nuevo confinamiento. No es posible.
Ni tan siquiera el insensato de Pedro Sánchez, éste menos que nadie, se atrevería a ello, porque sabe perfectamente que los españoles no lo aceptarían.
¿En octubre puede haber una segunda oleada? Ante el fracaso de la ciencia, puede, pero Moncloa sabe que la población española no tolerará otro confinamiento duro
Y ojo, que algunos seguimos desilusionados con la reacción mezquina y medrosa de la población española frente al Covid, concretada en un pánico general y bastante histérico, pero es que todavía existe una fuerza motriz mucho más potente que el pánico: la desesperación.
Todo vigente en aquellas palabras de una mujer que dijo: para vivir así (encerrada, enclaustrada y amordazada), prefiero el virus. En otras palabras, Sánchez sabe que no puede decretar el vergonzoso Estado policial del tristísimo trimestre de marzo, abril y mayo. No porque el pueblo se rebele sino porque la gente no lo aguanta y, por tanto, no lo va aceptar. Esa hipotética norma se distinguiría por su incumplimiento.
Y luego está la crisis económica, Insisto: no provocada por el coronavirus, sino por el confinamiento. La gran empresa calla pero sabe, como sabe y dice la pyme, que la economía no soportaría un segundo parón. Una vez sí, dos no.
Objetivamente: aumentan los fallecidos pero el virus se muestra ‘débil’ comparado con marzo, abril o mayo
Y como guinda de la tarta un Gobierno Sánchez que ha entronizado la mentira como su pauta de abstención. La labor del Ejecutivo es toda ella una impostura y los periodistas caemos en ella de continuo. Ahora mismo, son dos las grandes mentiras de Moncloa:
1.Europa nos salva… cuando lo cierto es que el plan europeo, ese rescate oculto, lo que hace, antes que nada, es asfixiarnos. Sí, hay condiciones, Sánchez las sabe pero no nos las cuenta -ni falta que hace- para no ensombrecer su clamoroso ‘triunfo’ en Bruselas. Recuerden siempre, para enjuiciar a este personaje, su narcisismo.
2.Sánchez trata de salvar al Rey Felipe VI pero, para ello, se ve obligado a condenar a Juan Carlos I… a pesar de enfrentarse a Podemos. Pero no seamos idiotas: Sánchez quiere ser Rey, porque su egolatría no le permite conformarse con menos. Es Sánchez, no Iglesias, el que está cavando la tumba de la monarquía española: la de Juan Carlos y la de Felipe.
El problema de la mentira es que tiene las patas cortas y la vida efímera. El problema del pueblo español es que es mejor morir de coronavirus que sobrevivir en el pánico y, ojo, en la desesperanza.
Eso sí, con el “escudo social” de Pablo Iglesias Turrión. Algunos, frente al Covid preferimos confiar en Dios que en su hermano menor, el vicepresidente segundo. Mucho más práctico.