- La consolidación de la chilena GNL Quintero, clave en el beneficio de 375,7 millones hasta septiembre ( 18,4%).
- A Enagás no le queda otra que su diversificación internacional ante el nuevo marco regulatorio.
- Es la razón del castigo en bolsa desde junio: el valor de la acción ha caído de 26,72 a 23,8 euros.
- Recorta la deuda neta en 480 millones, hasta 4.609 millones, con un coste financiero del 2,3%.
Enagás logra un
beneficio neto de 375,7 millones al cierre del tercer trimestre, un 18,4% más, gracias a aportación de sus sociedades
participadas ( 15,1%), que compensan la reducción de
ingresos regulados (-1,2%).
Son
resultados en línea con lo esperado, o lo que es lo mismo, lo que esperan los
fondos (soberanos o de inversión) con participación en el capital. La presencia del Estado se reduce al 5% en manos de la
Sepi. La
rentabilidad por dividendo queda en torno al 6%.
Destaca la consolidación global de la
planta chilena GNL Quintero, cuyo efecto contable asciende a 53 millones. Sin tener en cuenta esa planta, el resultado aumentaría un 1,6%. Y ayuda a explica también el aumento de los
ingresos (1.021,7 millones, más 13,6%) y del
Ebitda (794,2 millones, 12,3%).
Enagás, que preside
Antonio Llardén (
en la imagen), recorta en 480 millones de
deuda neta, que se sitúa en 4.609 millones, financiada en un 80% a
tipo fijo y con un coste financiero medio del 2,3%. Las
inversiones por los proyectos en curso suman 252,8 millones.
El punto de suspense está en los ingresos, teniendo en cuenta el nuevo
marco retributivo, que comienza en 2021. Es el motivo que explica las caídas en
bolsa en las últimas semanas, que han penalizado el valor desde los 26,5 euros a los que cotizaba junio a los 23,9 que cotiza ahora.
La alternativa al nuevo
escenario regulatorio está en su negocio exterior.
Los analistas han ido más allá, incluso, al considerar que sería bueno que segregara su área internacional: es una vía para
revalorizar el negocio exterior con negocio ingresos menguantes en España.
Enagás inició ese ese salto hace seis años, pero con desiguales resultados (bien en Chile, mal en
Perú, con GSP) y está presente en el gasoducto
TAP que unirá Turquía e Italia, aunque para S&P corre mucho riesgo.
Rafael Esparza