La escalada en precios de la luz sigue en enero, con un alza del 6% respecto al mismo mes de 2018. Se acumula así a la del 10% del año pasado, y especialmente acusada desde junio, debido, entre otros motivos, a las anomalías en el mecanismo de casación de precios y el encarecimiento de los derechos de CO2 y de las materias primas.
Vuelve así la vieja ecuación de energía verde es igual a energía cara, aunque la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, se haya caído de la burra, como prueba el cierre de las centrales nucleares, sin más, y a pesar de medidas de contención de precios como la supresión del impuesto del 7% a la generación eléctrica.
España es el quinto país más caro de la UE, con Dinamarca, Alemania, Bélgica e Irlanda por delante
La factura media para un consumidor doméstico, así las cosas, se sitúa en 73,64 euros (hace un año, 69,68), que se reparten entre el término fijo (14,88), consumo (43,02). Impuesto de electricidad (2,96) e IVA (12,789, informa Europa Press, que ha recogido los datos de la CNMC.
Esa realidad, en paralelo, queda más enturbiada todavía por las medidas pagadas en Europa, según los datos de la oficina estadística Eurostat, que sitúan a España como el quinto más caro de la UE, con Dinamarca, Alemania, Bélgica e Irlanda por delante, y seguido por Portugal y el octavo peor de la zona euro.
Los impuestos y otros gravámenes, que en España suponen la mitad de la factura, se sitúan en el 40% de media en Europa. Y eso, además, teniendo en cuenta que en España el gasto de calefacción supone el 47%, frente al 65% en Europa.