E.On ha disparado sus ingresos un 94% en el primer trimestre, hasta los 17.665 millones de euros, frente a los 9.128 millones de hace un año. Sin embargo, el beneficio neto ajustado sólo ha crecido un 6%, hasta 691 millones, y la deuda financiera neta sigue siendo elevadísima (40.249 millones).
La energética alemana se ha visto favorecida por la compra de las redes de energía y activos de Innogy (en concreto, de la parte minorista de la filial de renovables de su conmpatriota RWE). El Ebitda ajustado ha crecido un 31%, alcanzando los 2.184 millones, y el Ebit ajustado ha subido un 24%, situándose en 1.460 millones.
E.On mantiene sus previsiones, aunque espera que la caída de la demanda de la electricidad que ha provocado el coronavirus le genere un impacto de 99 millones este año. Eso sí, anuncia inversiones adicionales por valor de 500 millones en mejoras ecológicas de la infraestructura energética. El CEO, Johannes Teyssen, aboga por que Alemania limite de inmediato su tasa de energías renovables y casi elimine su impuesto a la electricidad como parte de un programa de estímulo económico para combatir la crisis del coronavirus.