Casi tres cuartas partes de los españoles pasarás el puente de Todos los Santos confinados, con sus libertades restringidas en mayor o menor medida, según los caprichos cambiantes de sus dirigentes políticos, tanto los centrales como los autonómicos. No podrán visitar en sus tumbas a los familiares o amigos que perdieron en primavera… ni a ningún otro difunto.
No podrán salir de fin de semana, ni a un restaurante, ni a cualquier diversión o espectáculo. Deberán permanecer en sus casas algunos sin ver a familiares ni amigos.
Y en un ambiente de estado policial, vigilados por helicópteros, drones, y patrullas en las carreteras, en las estaciones y en los aeropuertos. Con el permiso de circulación en la boca y justificando sus salidas a la calle.
En cualquier caso, todo depende de cómo evolucione la epidemia porque el miedo a la muerte se ha extendido por toda Europa.
Es la España histérica en una Europa neurótica. Y eso después de la experiencia de la primavera, no nos cansaremos de repetirlo. Donde el confinamiento más duro de Europa el español, provocó que fuéramos el país -al menos entre los comparables -no hablo de San Marino- con más muertos por coronavirus según el número habitantes… de toda Europa.
En cualquier caso, esto es la era Sánchez: media España confinada y todos los españoles cabreados. Es la España histérica del coronavirus donde el ministro de Sanidad Salvador Illa se ha convertido en un sádico que persigue el arresto domiciliario de la generalidad, mientras Iván Redondo echa el freno y recuerda al gran hombre que la gente está muy cabreada y se teme una reacción ‘negacionista’. Ya saben ustedes que los negacionistas no existen porque nadie es tan idiota como negar el virus. Se llaman negacionistas a aquellos que se aseguran de dónde viene el virus y también porque Salvador Illa y el doctor Simón se empeñan en encerrarnos cuando el encierro no ha ofrecido solución alguna.
En cualquier caso, todo depende de cómo evolucione la epidemia porque el miedo a la muerte se ha extendido por toda Europa.
Sánchez todavía no ha conseguido romper España pero ya ha roto a la sociedad española
Por cierto Sánchez todavía no ha conseguido romper España pero ya ha roto a la sociedad española. Por de pronto entre los histéricos dispuestos a que les encierren en una cárcel y a encerrar a todos los demás, especialmente a los que exigen un mínimo de libertad y sobre todo, de sentido común ante la neurosis colectiva.
Negacionistas son también aquellos que han llegado a la conclusión de que las medidas preventivas, cada vez más agobiantes, no han detenido al virus y que mejor sería dedicarse a las medidas terapéuticas y a la investigación.
Una histeria provocada por el miedo al virus que no es otra cosa que el terror a la muerte, en una sociedad sin fe en Cristo y, por tanto, sin esperanza.