Según la crónica oficial del miércoles 18, ERC estaría enfadísima con el ministro José Luis Ábalos, porque aseguró que Esquerra renunciaba a la vía unilateral. En definitiva, renunciaba a la independencia.
La portavoz de los republicanos, Marta Vilalta, ha tardado media hora en responder, para decir que en 80 años no habían dejado de desear la República catalana.
Natural, ¿es que no saben que está por sustanciarse la idoneidad de Oriol Junqueras como eurodiputado? ¿y es que ignoran en Moncloa que ERC tiene congreso el fin de semana, que se trata de un Congreso extraordinario y que te pueden aparecer unos chicos del alto Ampurdán para llamarte traidor a la causa si votas al PSOE?
Pero la impresión es de que el paripé continua, una vez que Sanchez se negó a ejecutar la Operación Borrell, que implicaba romper con Podemos y pactar con el PP.
Otra cosa es que los líderes de ERC necesiten una excusa para tranquilizar a sus bases. Pero el pacto del Frente Popular sigue en pie.
Y mientras continua la escenificación, Podemos, con un silente Pablo Iglesias, a lo suyo. Decíamos ayer que ya habían llegado a un acuerdo con Torra para subir los impuestos de Patrimonio y Sucesiones. Subir Patrimonio es algo que encanta a la izquierda radical. Así no solo gravas al propietario cuando compra, sino a lo largo de toda su vida o, al menos, mientras mantenga la propiedad. Y todo ello, gravando el mismo bien.
Y también les encanta gravar las herencias. Recuerden que en este punto cada comunidad autónoma puede reducir el tipo real. Por tanto, se trata de prohibir las exenciones que comunidades autónomas como la madrileña establecen en sus dominios.
Así que, olvídense de la incertidumbre sobre la constitución de un gobierno de socialistas, comunistas y separatistas. Eso es ya casi un hecho. Lo importante es que mientras Pedro Sánchez está dispuesto a ofrecerlo todo, todo lo nuestro, por permanecer un día más en la Moncloa, Pablo Iglesias, no pierde tiempo en su política 'contra los ricos' y ya ejerce como responsable de la política económica. Qué no hara cuando le nombren vicepresidente y cuando se confirme la situación de un presidente títere de su segundo.