El Tribunal Supremo ha echado el freno a la decisión de que sean los bancos los que paguen el impuesto sobre las hipotecas. Se trata de una decisión sin precedentes, sobre todo si tenemos en cuenta que la sentencia del 16 de octubre supuso una auto rectificación del propio Supremo. El escándalo está servido.

Todo esto, según el propio Díez-Picazo, por la «enorme repercusión económica y social» provocada por la sentencia del propio Tribunal

Así las cosas, y después de provocar la mayor caída bursátil de los últimos años del sector bancario -las entidades perdieron cerca de 6.000 millones el jueves, más de lo que tendrían que pagar por el impuesto- el presidente de la Sala Tercera, de los Contencioso-administrativo, Luis María Díez-Picazzo, ha emitido este viernes un comunicado en el que anuncia, “con carácter urgente”, “avocar al Pleno de la Sala el conocimiento de alguno de dichos recursos pendientes, a fin de decidir si dicho giro jurisprudencial debe ser o no confirmado”.

Mientras tanto, se paralizan los procedimientos actualmente en curso.

Todo esto, según el propio Díez-Picazo, por la “enorme repercusión económica y social” provocada por la sentencia del propio Tribunal. Lo del Supremo no tiene nombre.