- García-Margallo, en línea con lo políticamente correcto, señala que "la suerte de los cristianos es una preocupación máxima para el Gobierno".
- Palabras que se quedan en agua de borrajas, como las de su jefe, Rajoy, que guarda silencio sobre la masacre de cristianos a manos del Estado Islámico, pero asegura que siempre defiende los derechos humanos y la libertad.
- Sobre un posible viaje al norte de Irak para visitar a este colectivo, como hizo con los refugiados sirios en 2013, el ministro de Exteriores tira balones fuera: "no lo sé, mi capacidad de elegir es bastante limitada, pregúntele a mi director de Gabinete".
- En relación a la libertad religiosa, la postura del Ejecutivo no es mucho mejor: "todavía no nos hemos sentado en el Consejo de Seguridad, pero hay propuestas en la UE".
- Estas sólo se limitan a "considerarla no como un derecho individual, sino colectivo".
Parece que en España el Gobierno tiene demasiada cautela a pronunciar la palabra cristiano, a pesar de que estamos en un país católico, y elude cualquier tipo de relación con este colectivo que paradójicamente sí buscan y mucho con elecciones de por medio. Es decir, usan lo cristiano como una especie de careta que se ponen y se quitan y sólo usan cuando les interesa. En este sentido, hay que destacar que si no defienden a los cristianos en nuestro país, mucho menos están dispuestos a defender a los cristianos que son perseguidos en Irak, Siria, Nigeria, China, etc.
El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, ha contestado a una pregunta de Hispanidad, en el Foro España Internacional, en línea con lo políticamente correcto. En concreto, ha señalado que "la suerte de los cristianos es una preocupación máxima para el Gobierno". Pero nada más lejos de la realidad, como bien saben.
Estas palabras se quedan en agua de borrajas, como las que pronunció su jefe y presidente del Ejecutivo, Mariano Rajoy, en su balance de 2014, donde presumió de Consejo de Seguridad, pero se negó a apoyar a los cristianos masacrados en Irak. Y es que el líder 'popular' se alteró cuando Hispanidad le preguntó por qué el Gobierno guarda silencio sobre la masacre de cristianos a manos del Estado Islámico (EI). Además afirmó que el Gobierno español siempre defiende la democracia, los derechos humanos y la libertad. Pero, paradójicamente olvida el derecho de los cristianos a serlo sin que les asesinen, violen, etc. ¡Muy digno el señor presidente!
Y es que Rajoy se ha divorciado de los cristianos, hasta que necesite de su voto en vísperas de las elecciones generales, claro está. Aunque puede que el voto católico no le respalde cómo espera, y más tras la denuncia que hizo el obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, acusando a Rajoy de aceptar el aborto a cambio de "un puesto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas".
García-Margallo viajó en abril de 2013 al campo de refugiados sirios de Zaatari, donde había más de 130.000 personas. Sin embargo, no parece que vaya a hacer lo mismo con los 120.000 cristianos, que se han refugiado en el norte de Irak en su huída del EI y que no han renunciado a su fe, pues ante la pregunta de Hispanidad sobre un posible viaje ha tirado balones fuera: "no lo sé, mi capacidad de elegir es bastante limitada, pregúntele a mi director de Gabinete dónde va a mandarme en las próximas horas", ha respondido con algo de guasa ante una cuestión que de graciosa no tiene nada. Dado que en solitario este viaje no parece viable, el ministro de Exteriores podría plantear uno del Consejo de Seguridad de la ONU dado lo mucho que presume de haber logrado un puesto, aunque sea como miembro no permanente, y el año que se ha tirado participando en todo tipo de foros internacionales para lograrlo. Una alternativa que parece aún más imposible, dado que este órgano nunca defiende a los cristianos.
En relación a la libertad religiosa, la postura del Ejecutivo no es mucho mejor: "todavía no nos hemos sentado en el Consejo de Seguridad, pero hay propuestas en la Unión Europea (UE)". Estas sólo se limitan a "considerarla no como un derecho individual, sino colectivo", añade. Es decir, una muestra más de lo políticamente correcto que en la práctica se queda en nada de nada tristemente.
Cristina Martín