En la mañana del martes adelantamos que Pedro Sánchez optaba por el Frente Popular, en vez de por un acuerdo con el PP. Acuerdo sólo para la investidura, se entiende. Ni tan siquiera contestó a la llamada de Pablo Casado en la noche electoral. Estaba demasiado cabreado con los resultados. Él es así.
El frentepopulismo –socialistas + comunistas + separatistas- acelera el tiempo histórico… hacia el enfrentamiento civil
A mediodía del martes 12, se confirmaba el desastre con el preacuerdo entre PSOE y Podemos, rubricado con el abrazo más falso que he visto en política. Había llegado la conjunción de la Espala roja con la España rota: el frentepopulismo de los Picapiedra, de Pedro y de Pablo: socialistas más neocomunistas más separatistas. Los comunistas (leninistas 3.0, que diría Felipe González) volvían la gobierno de la mano de Sánchez, 86 años después.
Un acuerdo histórico, clamaba Pablo Iglesias, a quien le hace mucha ilusión ser vicepresidente. Y tan histórico: se repite lo de septiembre de 1936, en plena guerra civil, cuando, por vez primera, Largo Caballero introdujo a tres ministros comunistas en el Gobierno de España. Ahora, al parecer, Iglesias ha conseguido esos mismos tres minsiterios más una vicepresidencia… que se reserva para él solito. O sea, un gobierno “rotundamente” progresista que nos llevará, con toda rotundidad, al mismo caos de la II República, a ser posible con una… III República.
Otra consecuencia del pacto PSOE-Podemos: la recesión económica por asfixia de la economías familiares
Precisión: en el siglo XXI no nos encaminamos hacia una guerra civil porque ya no vestimos alpargatas sino mocasines. Nos dirigimos hacia el enfrentamiento civil de las dos Españas y, de paso, a la nueva persecución religiosa contra los católicos, que se inició en el valle de los Caídos con la exhumación de Franco. Todavía, algún ingenuo considera que la exhumación era un acto antifranquista, cuando se trataba de un acto anticristiano, cristófobo. No se perseguía poner a Franco, convertido en símbolo, sino demoler la cruz y profanar una basílica y un cementerio católico.
Y de postre, todo esto ocurre en Madrid con el Rey enviado –me dicen que muy a su pesar- al viaje oficial a la Habana, para fotografiarse con los jerarcas castristas, Pedro Sánchez aprovechaba incoar la III República.
Entre el neocomunismo y el NOM (progres de izquierda y progres de derechas) se ponen de acuerdo enseguida: tienen un enemigo común: Cristo.
Es el momento, pues, de recordar a José Calvo Sotelo. El jefe de la derecha española durante la democrática II República, quien fue asesinado por los ancestros socialistas de Pedro Sánchez (en concreto por policías-pistoleros a las órdenes de Indalecio Prieto). Calvo Sotelo aseguraba que prefería la España roja a la España rota. Sánchez va más allá que Prieto: puede conseguir ambas cosas tras su acuerdo con el neocomunista Pablo Iglesias, que será vicepresidente.
En resumen, el frentepopulismo de Sánchez e Iglesias –socialistas + comunistas + separatistas- acelera el tiempo histórico… hacia el enfrentamiento civil en España. En una palabra: hacia el caos. Y lo malo del caos es que no suele ser creativo, sino liberticida.
Otra consecuencia del pacto PSOE-Podemos: la recesión económica por asfixia de las economías familiares. En cuanto empiece a gobernar Podemos (que ideológicamente se comerá al PSOE) se cumplirá la profecía de Ronald Reagan, las ocho palabras más peligrosa jamás escuchadas: “Hola, soy del Gobierno y vengo para ayudar”. El gobierno frentepopulista lanzará sus habituales andanadas contra la propiedad privada, camino seguro hacia la carestía.
Podríamos preguntar: ¿Y no cabe la posibilidad de que el Nuevo Orden Mundial (NOM), siempre más capitalista y financista que de izquierdas, detenga, una vez más a Sánchez en su majadera alianza con el venenoso Iglesias? Pues lo dudo. Verán, entre el neocomunismo y el NOM (progres de izquierda y progres de derechas) se ponen de acuerdo enseguida, no por sus coincidencias sino por sus divergencias. Vamos, que ambos tienen un enemigo común: Cristo.
Prepárense para el caos. Contra el caos, valentía. Y si quieren un consejo: es el momento de rezar intensamente por España.