- El Estado islámico arrebató ayer al régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, el paso de Al Walid.
- Asimismo, el Estado Islámico se hizo también con el control de la localidad iraquí de Hasiba, al este de Ramadi, que también había conquistado previamente, al igual que Palmira.
- Y en Libia, los terroristas de Estado Islámico controlan ya la ciudad de Sirte y la de Derna y aprovechan el conflicto civil que vive el país para extender su control por el territorio.
- Y mientras, Occidente cruzada de brazos.
El
Estado islámico arrebató ayer al régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, el paso de Al Walid, el último cruce fronterizo entre Siria e Iraq que quedaba en su poder, tras la retirada de los efectivos gubernamentales, según informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). El cruce se ubica en la provincia central siria de Homs, donde los yihadistas avanzaron en los últimos días y tomaron Palmira.
Asimismo,
el Estado Islámico se hizo también con el control de la localidad iraquí de Hasiba, al este de Ramadi, de donde también se habían retirado las fuerzas gubernamentales. La t
oma de Palmira, y la de Ramadi el pasado fin de semana, dan impulso al Estado Islámico, que controla ya el cincuenta por ciento de Siria, según el OSDH.
A lo que hay que añadir
que los yihadistas del Estado Islámico controlan también prácticamente la mitad de Irak.
Pero hay más: en Libia, los terroristas de Estado Islámico controlan la ciudad de Sirte, situada en la costa mediterránea. Así lo ha explicado al diario libanés «The Daily Star» Mohammad Abu Shager, un militar que combate del lado del gobierno de Trípoli, informan
agencias.
Sirte, famosa en Libia por ser la ciudad natal del exdictador Muamar Gadafi, ha sido tomada por los yihadistas, que aprovechan el conflicto civil que vive el país para extender su control por el territorio. Desde su muerte en octubre de 2011, dos gobiernos luchan entre sí. Por un lado el de Trípoli, vinculado a los Hermanos Musulmanes, y por otro el de Tobruk, más moderado.
Estado Islámico afianzó su control en Derna, una ciudad situada al este de Libia, y de inmediato intentó extender su poder.
Y al presidente de EEUU,
Barack Obama, lo único que se le ocurre es decir que no están perdiendo la guerra contra el Estado Islámico en Iraq y Siria, sino que fue un "
revés táctico" con la pérdida de Ramadi. De poco ha servido que la coalición internacional liderada por EEUU lanzase en las últimas 24 horas un total de 18 ataques aéreos contra posiciones del Estado Islámico en Iraq y Siria.
Hace falta un ejército internacional que pise tierra, liderado por la ONU. Para acabar con el salvajismo yihadista. Lo ha dicho hasta el Papa Francisco, que es lícito parar al agresor injusto. Si no, el mundo corre grave peligro ante el avance yihadista cuyo objetivo es, no lo olvidemos, implantar el Islam en todo el mundo.
José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com