Como informó ayer Hispanidad, Armenia y Azerbaiyán llevaban semanas en guerra para hacerse con el control del territorio de Nagorno Karabaj.

Y después de una serie de victorias azerbaiyanas en su lucha por recuperar la disputada región, ambos países firmaron un acuerdo. Acuerdo, por cierto, auspiciado por Rusia y su presidente Vladimir Putin, que también lo firmó. Además, Turquía, o sea, su presidente radical islamista Erdogan, felicitó a Azerbaiyán y alabó su "importantes conquistas" frente a Armenia en el enclave.

Es decir, que Occidente ha abandonado de nuevo a los armenios a su suerte. Precisamente a los armenios, el primer pueblo cristiano de la historia, que ya sufriera el feroz genocidio turco contra los cristianos, en 1921.

Por eso, en ese contexto, Boutros Marayati, arzobispo católico armenio de Alepo, declaró: “Cuando las armas callan, siempre hay esperanza. Pero para muchos armenios, el acuerdo de alto el fuego representa solo una rendición. Evidentemente, para el gobierno de Armenia no había otra solución viable por el momento”. “Por el momento -añade el arzobispo Marayati-, todavía no se conocen bien todos los detalles del acuerdo, y sólo se pueden hacer valoraciones generales al respecto. Pero permanece el dolor por los muchos jóvenes que han muerto en las últimas semanas, y la esperanza de que Nagorno Karabaj siga siendo una tierra donde los armenios puedan seguir asistiendo a sus iglesias y seguir adelante con sus tradiciones”, recogió Fides.