“Guapo a secas”, a la sazón, Pedro Sánchez se fue a participar en una carrera popular, días atrás, por la conciliación… de la vida laboral y familiar. Tratándose de conciliación, ya se pueden imaginar por dónde iba los tiros: todos, progres.
Al final, conciliar la vida laboral con la familiar significa que las parejas dejen de tener hijos, porque es la única forma de que las cargas de la casa se equiparen entre hombres y mujeres, considerando el lamentable hecho de que la naturaleza, siempre machista, no permite parir a los varones.
La conciliación de la vida familiar con la laboral significa que las parejas dejen de tener hijos… mayormente
Es decir, que ya saben de qué iba a la cosa. Y allí, ‘guapo a secas’ aprovechó para anunciar, sin preguntas, claro está, que su Gobierno va a igualar los permisos de paternidad y maternidad. Pues mire vos, qué chollo para el varón. Conclusión: como la mujer no puede compatibilizar la maternidad con una vida laboral cada vez más rastrera, la única solución que les queda a las parejas es la de no tener hijos: ‘quod erat demonstrandum’.
Pero eso sí, se trata de una esterilidad extraordinariamente progresista.
‘Guapo a secas’ también anunció que la educación universal obligatoria iba a pasar de los tres años a los cero. Es decir, que instantes después de abandonar el vientre materno ya puedes meter al niño en una guardería pagada por el Estado.
Igualar los permisos de paternidad y maternidad. Una medida típicamente feminista: gana el varón
Es una forma como otra cualquiera de apartar a los niños de sus padres y entregarlos al Estado para su educación. Con un poco de suerte, a lo mejor llaman mamá a la vicepresidenta del Gobierno, doña Carmen Calvo, que será la cara más femenina que contemple el bebé, en la TV, desde su primera cuna.
En el fondo. Sánchez: las familias numerosas nunca votan feminismo
En cualquier caso, lo que les mola a los progres es eso: pocos hijos educados por el Estado desde la cuna a la tumba.
Eso sí, conciliación sí; salario maternal, jamás. Jugar a feminismo barato, sí. Ya saben ustedes que las medidas feministas siempre consiguen un efecto contrario al buscado. Pero ayudar a aumentar la natalidad, origen de todos nuestros males sociales y económicos, eso nunca.
Y el progresista Pedro Sánchez tiene razón: las familias numerosas nunca votan al feminismo.