• El Gobierno holandés quiere ampliar la eutanasia a quienes se hayan cansado de vivir aunque no estén enfermos.
  • Y en Suiza aumentan los suicidios asistidos un 26% en un año, la mayoría enfermos terminales.
Uno de los problemas de legalizar la eutanasia y el suicidio asistido es que de ahí a la eutanasia obligatoria, es decir, la decidida por el Estado porque un viejo está costando mucho dinero público, no va más que un paso (o, al menos, pocos pasos). Es decir, que en Europa, poco a poco los estados se van haciendo con el control o 'libre disposición' de la vida de los ancianos o enfermos terminales; por ejemplo, permitiendo que se suiciden (si el suicidio es tan bueno, ¿por qué evitar que alguien se tire de un octavo piso?). Está pasando en Holanda y en Suiza, como ya hemos explicamos. Por ejemplo, en Holanda, el Gobierno pretende expandir la asistencia al suicidio para incluir a aquellas «personas que sientan que su vida llegó a su fin y deseen morir», incluso si no están enfermos, según han informado los ministros de Sanidad y Justicia en una carta al Parlamento holandés, según El Mundo. «Las personas que estén convencidas de que su vida terminó deberían poder ponerle fin de una forma digna, de acuerdo a unos criterios estrictos y cautos», han escrito ambos ministros en un comunicado. Recordemos que Holanda fue el primer país del mundo en legalizar la eutanasia en 2002. Pero para autorizar el procedimiento, el médico, en el centro del proceso, debe tener la convicción de que no existe otra solución razonable para el paciente y que el sufrimiento debe ser «insoportable y sin perspectivas de mejora». En 2015, Holanda registró 5.516 casos de eutanasia, lo que representa el 3,9% de los fallecimientos en el país, contra 3.136 casos cinco años atrás. De estas personas, más del 70% sufría cáncer y 2,9% enfermedades psiquiátricas o demencia. Y en Suiza, los suicidios asistidos se incrementaron un 26% en el curso de un año, de acuerdo con los datos más recientes de la Oficina Federal de Estadísticas. La mayoría de personas que optaron por ese procedimiento eran enfermos terminales, informa swissinfo.ch y agencias. En 2014 se registraron 742 casos de suicidio asistido (1,2% de todas las muertes en el país), lo que equivale a 26% más que el año precedente y 2,5% más que en 2009, según el segundo informe de la Oficina Federal de Estadísticas (OFS) sobre el tema. El número de suicidios no asistidos se ha mantenido estable durante varios años, según la OFS, con 1.029 casos en 2014. La legislación suiza permite el suicidio asistido cuando los pacientes actúan por sí mismos (en la ingesta del producto letal) y las personas que los ayudan no tienen ningún interés personal en su muerte. El suicidio asistido se permite en el país desde la década de 1940. El Tribunal Federal Suizo dictaminó en 2006 que todas las personas en su sano juicio tienen el derecho a decidir la forma de su muerte. En este punto es recomendable recordar lo que dice la Iglesia católica en el catecismo sobre la eutanasia y el suicidio. Pura defensa de la vida y la dignidad humana, que no deben caer en manos del Estado. Sobre todo porque es muy peligroso… José Ángel Gutiérrez joseangel@hispanidad.com