Tras las elecciones europeas, llega el reparto de poder. En primer lugar, político, con la elección primera del presidente de la Comisión Europea que sustituirá a Jean-Claude Juncker. Luego viene el reparto económico, que conlleva el reparto bancario. Concretando mucho, eso significa que a España le corresponde, así, a ojo de buen cubero, un solo banco, una entidad intocable. Pues bien, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se dispone a defender al Santander y no al BBVA, para ser exactos, el PSOE defenderá que el Santander es intocable como banco español para cuando la unión bancaria sea un realidad. Otra cosa es que la tal unión no la vean nuestros nietos.
Y ojo, el apoyo de los políticos nunca es gratis. Ya habíamos dicho que Ana Botín y Pedro Sánchez se entienden. Es más, Botín ha puesto a disposición del PSOE en las cuatro elecciones preferentes El País y la Cadena SER. Además, la presidenta del Santander se ha confesado feminista, la punta de lanza ideológica de Pedro Sánchez, y su entidad se ha convertido en una de las promotoras del lobby LGTB.
Al mismo tiempo, la presidenta del Santander también ha recurrido a Bilderberg: la banca española no gusta en el mundo anglosajón
Al tiempo, Botín vive obsesionada por el caso Andrea Orcel. Cuando se dio cuenta, y afortunadamente no resultó demasiado tarde, los fondos accionistas ya habían tejido la tela de araña por la que Orcel se convertiría en primer ejecutivo y a Botín le reservaban el papel de ‘chairman’.
Y es que la banca española, doméstica, no gusta al mundo anglosajón a quien ser el sistema de pagos de una sociedad le aburre muchísimo; la banca española es menos especulativa. Ana Botín, y aquí hay que recordar que se ha convertido en el representante del Club Bilderberg, de impronta masónica, en España, afronta un necesario cambio en la estructura accionarial del Santander, sobre todo con el ‘fichaje’ de nuestras fuentes de dinero, de inversión, no estrictamente anglosajonas. En plata: Ana Botín, desde la conspiración Orcel, ya no se fía de los fondos.
En paralelo, el banco cántabro no está dispuesto a pasar por otra conspiración Orcel: el Santander necesita modificar su actual estructura accionarial
En cualquier caso, ya veremos en qué acaba la unión bancaria europea. Algunos piensan que se ha avanzado poco y mal. Pero lo que está claro es que ya estamos en el reparto del poder. Que a lo mejor, dada la situación de la Unión Europea, hemos avanzado poco y mal y tenemos que volver al punto de partida.
En cualquier caso, el presidente Sánchez no va a defender al BBVA, sólo al Santander. Sabe que a España, dentro de esa unión de grandes bancos, sólo le corresponde uno: el Santander.