- O, mejor dicho, del asfixiado accionista Zegona, que pagó 640 millones de euros por la cablera asturiana.
- Y ojo, porque Euskaltel tampoco está para tirar cohetes.
- Tras la compra de la gallega R, acumula una deuda de 1.200 millones de euros.
El fondo británico
Zegona tiene un problema. Cuando desembarcó en nuestro país en julio de 2015 y pagó 640 millones de euros por
Telecable, nunca pensó que año y medio después iba a estar en la situación actual. No sólo la propia Telecable, sino el sector en general.
Dicho de otra manera, en su plan estratégico la compra de la cablera asturiana era sólo el primer paso para construir algo más grande, de ámbito nacional. Y es que el objetivo de Zegona era convertirse en el cuarto operador convergente para, más tarde, venderlo a precio de oro a un tercero. Es lo que hacen los f
ondos de capital riesgo. Su objetivo nunca es industrial, sino especulativo. En cualquier caso, para lograr llegar a la meta se hacía indispensable la compra de un operador de ámbito nacional, y
Yoigo era la mejor (y única) opción.
Pero llegó
Másmóvil, se hizo con Yoigo -y con Pepephone- y echó por tierra el plan inicial de Zegona. El fondo británico está asfixiado y busca una salida. El negocio de Telecable no es malo, pero se ha estancado. Según los últimos datos, el Ebitda ha retrocedido un 1,3% y los clientes se han reducido en un 3,8%. Sin duda, la limitación territorial es uno de los factores más determinantes.
Pero no el único. Acostumbradas a una competencia más bien escasa, las cableras del norte han visto cómo los grandes operadores han intensificado el despliegue de fibra en los últimos meses, lo que les está obligando a bajar los precios. Además, no hay que olvidar que Telecable no tiene móvil propio, sino que utiliza la red de Telefónica.
Parecida es la situación de
Euskaltel. La teleco vasca, cuyo accionista de referencia es Kutxabank (25%), necesita crecer si quiere hacer frente a los grandes del sector. Con ese objetivo compró la cablera gallega
R, en julio de 2015, por la que pagó 1.155 millones de euros. Una operación de gran envergadura que tardará tiempo en digerir, ya que le hizo aumentar su
deuda hasta los 1.200 millones.
En definitiva, Euskaltel se podría aprovechar de la
asfixia de Zegona, pero el fondo británico no va a vender a cualquier precio. Y la teleco vasca tampoco puede ofrecer mucho en estos momentos.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com