Como ya ha informado Hispanidad, en Reino Unido se han dado ya varios casos de niños que han sido eutanasiados después de que el Estado, por medio de los médicos y los jueces, ordenase la eutanasia y en contra de la voluntad de los padres. En concreto, Charlie Gard, Alfie Evans e Isaiah Haastrup fueron niños que murieron en Reino Unido tras retirarles el soporte vital contra el criterio de sus padres y a los que los médicos y la Justicia británicas impidieron trasladarles a otros países para recibir tratamiento.
Poco después, el Tribunal Supremo de Irlanda dictaminó que un hospital puede suspender el tratamiento médico de un niño con lesiones graves en contra de los deseos de los padres. El niño sufrió un accidente el año pasado que le dejó como secuela una distonía que el hospital no quiere seguir tratando y los padres sí, recogió Infocatolica.
Por otra parte, el 16 de febrero pasado, los obispos católicos de Inglaterra y Gales publicaron un comunicado para expresar su angustia al enterarse que recientes informes revelan órdenes de “no resucitar” a los pacientes con Covid-19 que tengan discapacidad intelectual. A inicios de esa semana, el periódico The Guardian informó que mientras la segunda ola de la pandemia del coronavirus continúa en Reino Unido, se está dando la orden de “no resucitar” a los pacientes con COVID-19 por el solo hecho de tener discapacidad intelectual.
“La orden de ‘no resucitar’ a pacientes con dificultades de aprendizaje es indicativo de una discriminación social más amplia hacia las personas vulnerables, que hemos visto en otros lugares, incluida la actitud discriminatoria que actualmente se dirige hacia el síndrome de Down”, dijo un portavoz de SPUC, recogió Aciprensa.
El grupo provida Sociedad para la Protección de los Niños no nacidos (SPUC, por sus siglas en inglés) indicó que la familia estaba considerando buscar asilo en Canadá, “donde hay posibilidad de seguir un tratamiento
Pero, por si semejantes barbaries no fueran suficientes, Reino Unido lo ha vuelto a hacer y la Corte Suprema de aquel país ha fallado desconectar el soporte vital de Pippa Knight, una niña de cinco años que está en coma desde hace tres y cuya madre no ha dejado de luchar para defender su derecho a vivir, recoge Aciprensa.
Ante el citado fallo, el grupo provida Sociedad para la Protección de los Niños no nacidos (SPUC, por sus siglas en inglés) indicó que la familia estaba considerando buscar asilo en Canadá, “donde hay posibilidad de seguir un tratamiento”.
La batalla legal de Paula por su hija Pippa concluyó en Londres el 2 de abril, cuando la Corte Suprema rechazó atender la apelación del fallo que ordena desconectar el soporte vital de la niña.
Pippa nació en 2015 y en diciembre de 2016 comenzó a tener convulsiones. Los médicos diagnosticaron encefalopatía necrotizante aguda, una enfermedad muy rara que afecta al cerebro.
Después de que los especialistas del Evelina London Children’s Hospital dijeran que debía retirarse el soporte vital, el caso fue a la Corte Superior, que emitió su fallo el 8 de enero de 2021.
En febrero, el Anscombe Bioethics Centre en Oxford indicó que el razonamiento ético detrás de la decisión de la corte era “profundamente errado”.
Mons. John Sherrington, Obispo Auxiliar de Westminster y portavoz del episcopado inglés para temas provida, dijo que “la Iglesia Católica enseña que toda persona es digna y eso es independiente de su condición. La falta de conciencia no disminuye el valor de la persona”, resaltó el Prelado. El Obispo dijo que reza por la niña, su madre y los profesionales de la salud que cuidan a Pippa. “Tenemos que asegurar que se le dé el cuidado adecuado mientras esté con vida, pese a la grave enfermedad o discapacidad”, resaltó Mons. Sherrington.