Carlos Slim está asfixiando a Esther Koplowitz. La operación anunciada por la compañía a la CNMV el jueves por la noche marca el principio de la salida definitiva de Koplowitz de FCC, la empresa que heredó de su padre. Sólo hay una persona que puede evitarlo y ese alguien es, precisamente, Carlos Slim Helú.
La situación es la siguiente: la deuda de Esther Koplowitz es de 844 millones de euros. Hasta ayer, se lo debía a Bankia y a BBVA. Ahora se lo debe a Slim, que se le ha comprado a los bancos por 600 millones, esto es, con una quita del 29%. La operación tampoco ha sido una sorpresa como tal: el mexicano tenía una opción de compra sobre esa deuda personal de Koplowitz. Una deuda que está garantizada con el 15,4% de las acciones de FCC, un porcentaje que tiene un valor en el mercado de unos 630 millones.
Es decir, Koplowitz le debe a Slim 844 millones de euros. Una deuda que vence en 2020 y que la empresaria podría devolver si FCC repartiera dividendo. Esa es, precisamente, la clave: el dividendo de FCC lo decide Slim y nadie más que Slim. En otras palabras, la permanencia de Koplowitz en FCC está en manos de Slim.
Porque esa es la segunda derivada. Hasta ahora, Koplowitz posee el 20% de la constructora y nombra a cuatro vocales del Consejo de Administración, incluida la presidenta, su hija Esther Alcocer Koplowitz. Ahora bien, si no devuelve la deuda a tiempo, Slim ejecutará la garantía, es decir, se quedaría con el 15,4% de FCC, con lo que la participación de la empresaria en el grupo quedaría reducida al 5% y que obligaría, lógicamente, a reducir su presencia en el Consejo.
En definitiva, Koplowitz depende ahora más que nunca del dividendo de FCC. Un dividendo que el grupo no reparte desde 2012 y que podría retomar en 2018. Pero ojo, porque no vale cualquier dividendo. Tendría que ser muy generoso para que realmente le sirviera a Koplowitz.