Agustín García Gila (en la imagen) ha salido del organigrama del grupo FCC. Hasta hace dos semanas, era presidente de FCC Medio Ambiente, y con ese cargo acudió al Investor Day 2018, el evento clave celebrado en julio para las relaciones con inversores, analistas y medios. García Gila, prejubilado ahora y que había amenazado varias veces con dimitir, antes, ha sido el último gran ejecutivo español disidente, abiertamente contrario a los mexicanos que ha ido colocando Carlos Slim en el grupo de infraestructuras y construcción.  

Tras esa decisión, que FCC no ha cubicado oficialmente todavía -incluso sigue apareciendo en la web corporativa-, queda amortizado su puesto. De los tres directores generales dependientes de García Gila, quedan dos, Jordi Payet y Tomás Núñez, que reportarán directamente al consejero delegado del grupo, Pablo Colio, también director general de FCC Construcción.

Sale uno de los tres directores generales, Aurelio Blanco, mientras Payet y Núñez reportarán directamente con Colio 

Jordi Payet y Tomás Núñez seguirán al frente de sus cometidos, el negocio nacional e internacional de FCC Medio Ambiente, respectivamente. Sale, también prejubilado, Aurelio Blasco, que llevaba, con categoría de director general, el área específica de residuos industriales, FCC Ámbito. Su puesto también queda amortizado.

García Gila era una disfunción dentro de FCC, al tener un cargo ejecutivo de presidente, desde el 8 de octubre de 2013, sin formar parte del Consejo de Administración ni de las comisiones que dependen del mismo Consejo. Es el motivo por el que el grupo no ha comunicado un hecho relevante sobre la destitución. En esos casos, no es necesario.

Disonancias entre discrepancias mientras Slim se dirige hacia el control total de Realia y el control máximo de FCC 

Ahora bien, han sido sonoras sus discrepancias con los planes del magnate mexicano y su forma de gobernar, sobre su presencia ausente, o el enfrentamiento directo, por el mismo motivo, con el CEO anterior, Carlos Jarque. García Gila era el único que se enfrentaba a esa otra disfunción.

Que en FCC se tomen decisiones sólo cuando viene Slim ha sido una de las constantes del grupo al que ha seguido, como es lógico, una inquietud creciente entre los ejecutivos españoles.

Slim, en paralelo, sigue con sus planes para hacerse con el control total de la inmobiliaria Realia y el control máximo de FCC, con un paso en ciernes: acelerar la salida de Esther Koplowitz (19,9%), con el arreglo de su deuda (944 millones).

El último gran ejecutivo que queda en FCC es Félix Parra, que sigue en el grupo como director general de Aqualia. La operación de venta del 49% de esa filial al fondo australiano IFM, no obstante, ha llevado aparejada la formación de un Consejo de Administración propio, y el nombramiento de Parra como consejero delegado.