- Slim no tiene prisa para repartir dividendo. Primero quiere revalorizar la acción.
- Ahora mismo, la deuda viva de la compañía alcanza los 3.200 millones de euros.
- Y el apalancamiento ha pasado de 7,1 veces el ebitda (2015) a 5,2 veces en 2016.
- Mientras, el grupo logra contratos en el exterior, como el firmado este jueves para el tratamiento de residuos en Garland (Texas).
FCC está a un paso de cerrar la
refinanciación de toda su deuda, que actualmente asciende a 3.200 millones de euros. El camino hasta aquí no ha estado exento de
momentos difíciles y comprometidos, como la refinanciación del tramo B de la deuda que estaba asfixiando a la compañía desde el punto de vista financiero.
Una vez superado lo peor,
Carlos Slim (
en la imagen)
se dispone a refinanciar el resto de deuda que sigue lastrando la actividad del grupo. El primer paso ya lo dio con la emisión de
bonos de Aqualia, la filial dedicada a la gestión de aguas, por 1.300 millones de euros, lo que reduce a 3.200 millones el total de la
deuda viva de la compañía cuya refinanciación está a punto de cerrar.
Todo esto está muy bien pero implica que la compañía
tampoco repartirá dividendo con cargo al ejercicio 2017. Y es que Slim, máximo accionista con más del 61% del capital, no tiene prisa. Primero quiere que la acción se revalorice, cosa que confía que sucederá cuando la situación financiera del grupo esté
totalmente encauzada y se reactive la actividad de la compañía.
¿La ausencia de dividendo puede perjudicar a
Esther Koplowitz, segundo accionista de FCC? No necesariamente, ya que la empresaria no tiene que afrontar vencimientos hasta 2021 y, en este contexto, la revalorización de los títulos también le beneficiará. Ahora bie
n, estamos hablando de algo que aún no ha sucedido y que está supeditado a la consecución de los planes que
Slim tiene sobre la compañía.
En cualquier caso, si todo sigue su curso normal,
en 2018 se volverá a hablar de dividendo.
Lo cierto es que, hasta ahora se ha ido cumpliendo la hoja de ruta y el apalancamiento de FCC ha pasado de 7,1 veces el ebitda (diciembre de 2015)
a un ratio de 5,2 veces, en diciembre de 2016. Me dirán que todavía es muy elevado, y
no les falta razón. Por eso, el objetivo es cerrar 2017 con un ratio de 2,5 veces el ebitda,
algo más en línea con el sector.
Mientras tanto, el grupo
busca fuera lo que no encuentra en nuestro país. El último contrato, dado a conocer este jueves, consiste en la gestión de los residuos de la ciudad norteamericana de
Garland -230.000 habitantes-,
en el Estado de Texas. El contrato es pequeño (unos 6,4 millones de euros)
y tiene una duración de cinco años, pero ya es el cuarto que la compañía obtiene en Texas y el sexto que firma en EEUU. En total, la cartera acumulada en ese país asciende hasta los 525 millones de euros.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com