La aventura de Mohammed bin Salman, toma cuerpo. Se hace realidad la apuesta personal del príncipe heredero de Arabia Saudí, progresista del sunismo, que igual que deja conducir a las mujeres, ordena el asesinato del periodista saudí Yamal Kashoggi.
Pero…,dejando al margen la política de este personaje, moderno y tirano al mismo tiempo, estamos ante la mayor operación bursátil del mundo. El protagonista será el gigante petrolero de Aramco, empresa estatal del país, que finalmente se estrenará en el parque, una operación que ha sufrido varios aplazamientos. El gigante saudí debutará con una participación de entre el 1% y el 2% en el selectivo de Tadawul, índice local. La petrolera tiene previsto recaudar entre 20.000 y 40.000 millones de dólares, lo que supone valorar la empresa entre dos y cuatro billones de dólares, frente a los 880.191 millones de Amázon y los 1,1 billones de Apple. Es más, y para hacernos una idea aún más precisa de las dimensiones de este monstruo petrolero, estamos hablando de tres veces el PIB de España.
Aramco extrae el 10% del crudo mundial, es la empresa más rentable del planeta y según estimaciones recientes de Moody's y Fitch, el beneficio neto obtenido en 2018 superó los 111.100 millones de dólares
Asegura la agencia Bloomberg que funcionarios y asesores de Saudi Aramco han mantenido conversaciones con inversores durante los últimos días en un intento de lograr que esa valoración se acerque a los 2 billones, mínimo que puso sobre la mesa Bin Salam a principios de 2016. Sin embargo, los expertos consideran que el valor de Aramco está más cerca de 1,6 y 1,8 billones de dólares bajo el argumento de que, y teniendo en cuenta las medidas para frenar el calentamiento global que afectan a los países productores de combustibles fósiles, la presión sobre los precios del petróleo y el debilitamiento de la capacidad de producción, se dejará notar en el mercado. Si finalmente la petrolera saudí consiguiera recaudar 25.000 millones de dólares, la OPI (Oferta Pública Inicial) de Aramco se convertirá en la mayor del mundo.
El estreno bursátil de Saudí Aramco ha sido suspendido en varias ocasiones. Primero, en 2018, y más recientemente, en agosto de este año.
Fue en 2016 cuando Bin Salman se comprometió a colocar parte de las acciones de Aramco en los mercados como estrategia fundamental del programa de reformas, Visión 2030, con el que la familia real saudí pretende diversificar la economía nacional.
Aramco extrae nada menos que el 10% del crudo mundial, es la empresa más rentable del planeta y según estimaciones recientes de Moody's y Fitch, el beneficio neto obtenido en 2018 superó los 111.100 millones de dólares, por encima del beneficio neto conjunto de las cinco mayores petroleras de occidente: Exxon Mobile, Shell, British Petroleum, Chevron y Total.
El gobernador de Inversiones Públicas de Aramco, Yaser al Rumayan, anunció que sus ingresos netos en los últimos nueve meses -hasta el 30 de septiembre- fueron de 68.000 millones de dólares. “Es la empresa más fuerte financieramente”, dijo, “en comparación con cualquier otra en el mundo”.
A pesar de estos números de escándalo, y como hemos dicho, el estreno bursátil de la petrolera ha sido suspendido en varias ocasiones. Primero, en 2018, y más recientemente, en agosto de este año. El gobierno saudí reconocía entonces que seguía comprometido con la oferta pública inicial de Saudi Aramco, pero que la OPI se ajustaría “a las circunstancias apropiadas del mercado y al momento apropiado para el Gobierno", decía el ministro de Energía, Khalid al-Falih.
Los expertos consideran que el valor de la compañía está más cerca de 1,6 y 1,8 billones de dólares bajo el argumento de que, las medidas para frenar el calentamiento global, afectarán al mercado del petróleo
Responsables de estos sucesivos aplazamientos, y en buena medida, son los radicales del Islam, salafistas y wahabitas, que se resisten a que Aramco, la joya de la corona saudí, se someta a las reglas de Wall Street. No en vano se dice que el lema, no escrito, de estas dos corrientes es: terror y petróleo. Ninguno de los dos movimientos debe estar, por tanto, muy contento con lo dicho por los directivos de la propia empresa: “el objetivo es ir más allá de Tadawul y cotizar en los mercados internacionales”
Así que, en este contexto, son mayoría los analistas que señalan cómo, mantener los precios del petróleo elevados, es la principal estrategia de Arabia Saudí, gran impulsor del acuerdo de recorte de producción de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, una estrategia que responde a su interés por vender Aramco en la mejor de las condiciones.
Porque, ya sabemos, que la oferta y la demanda no son los únicos elementos que entran en juego a la hora de determinar el precio del crudo, aunque, como se pudo ver recientemente, un ataque con dron a instalaciones en Arabia Saudí hizo que el precio del crudo se disparara en un 20% en poco menos de 48 horas. Son sobre todo la política y los intereses de los países que más producen y consumen petróleo, los que juegan un papel determinante.
Hace algunos meses, liderados por Arabia Saudí y Rusia, la OPEP y sus productores aliados se reunían Viena y prorrogaban el recorte de su producción, “una medida” aseguraba la OPEP, “que servirá para evitar el abaratamiento del petróleo”.