Florentino Pérez ha sido proclamado, nuevamente, presidente del Real Madrid para los próximos cuatro años. No ha hecho falta ni poner las urnas ni movilizar a los socios para que fueran a votar, no fuera a ser que se contagiaran. Florentino sólo piensa en lo mejor para el club y si en 2025 decide -el club, naturalmente- que lo mejor es que continúe, seguirá al frente del Real Madrid.
En sus 18 años como presidente -la primera etapa le enseñó que no debía dimitir nunca más-, ¡Oh capitán, mi capitán! se ha cargado dos cosas: la oposición a su candidatura y, peor aún, el auténtico espíritu madridista.
Efectivamente, ningún socio con más de 20 años de antigüedad ha podido presentar un preaval bancario de 124 millones de euros (el 15% del presupuesto general de gastos del club para la temporada 20-21) y los que sí podían -seguro que los hay- no han querido a pesar de considerar que el madridismo necesita un cambio de rumbo. Ya no es un equipo de cantera española con un par de fichajes estrella, sino un conjunto de estrellas entre los que hay un reducido grupo de canteranos.
Florentino será presidente del Real Madrid hasta 2025… y más allá.