El fracking se ha visto golpeado por la caída de los precios del petróleo y la pandemia del Covid. Así se ve en los resultados de Halliburton, compañía estadounidense de servicios petroleros y líder mundial en fractura hidráulica, pues ha tenido unas pérdidas de 14,4 millones de euros en el tercer trimestre y ha desplomado sus ingresos (-46,4%, hasta 2.524 millones.
Halliburton afirma que es posible que el desgaste de las empresas petroleras haya tocado fondo en Norteamérica, aunque en el extranjero es otra historia porque los pedidos aún son débiles, según recoge Bloomberg. “El ritmo de caída de la actividad en los mercados internacionales se está desacelerando, mientras que la estructura de la industria de América del Norte continúa mejorando y la actividad se está estabilizando”, ha señalado el director ejecutivo de la compañía, Jeff Miller, en un comunicado.
En concreto, la facturación en el área de producción se hundió un 55%, hasta 1.335,7 millones, entre julio y septiembre, y la de perforación cayó un 31,5%, hasta 1.118,9 millones. Y además, conviene destacar que también le crece la competencia: ConocoPhillips ha comprado la firma de fracking Concho Resources, mediante un intercambio de acciones valorado en 8.237 millones, para crear a un gigante del sector y lograr sinergias al reducir gastos. Recuerden que gracias al fracking, EEUU pasó de importador de petróleo a exportador en la última década y no le gustaría perder dicha posición, y mucho menos a Donald Trump, gran impulsor de dicha técnica.
Halliburton planea recortar más de 848 millones en costes y buscar un mejor crecimiento fuera de Norteamérica, medidas que suman a los despidos de miles de trabajadores y al recorte de dividendos ya acometidos. Y es que el crecimiento del trabajo en los campos petrolíferos en cualquier parte del mundo será difícil de lograr durante un tiempo: la Agencia Internacional de la Energía (AIE) prevé que sólo se recuperará el 65% de la demanda en 2021 y que volverá a los niveles del año pasado en 2023.