- El presidente de Iberdrola enarbola la bandera contra el cambio climático, pero también es antinuclear.
- Las centrales nucleares escapan del 'cara a cara', a pesar de que es energía limpia pero no rentable.
- Galán insiste en cerrar Lada y Velilla y Nadal, en lo contrario, con el apoyo de Asturias y Castilla y León.
- Por no ponerse, no se ponen de acuerdo ni en el impacto sobre la seguridad de suministro o el precio de la luz.
De nada ha servido que el ministro de
Energía diga una cosa, sobre el cierre de las
plantas de carbón, y el presidente de
Iberdrola, otra. El desencuentro es total entre
Nadal y
Galán es total, lo que saca de quicio al primero: vuelve a chocar con la misma persona aunque en distinta fuente de energía. Ayer, la
energía nuclear; hoy, las
centrales térmicas.
Cada cual defiende lo suyo y en nada se ponen de acuerdo, ni sobre el impacto que puede tener la retirar el carbón del
mix de generación (sistema de reparto) en la seguridad del
suministro, ni el precio del
recibo de la luz.
Para Nadal, el cierre del carbón inflaría un 15% los precios. Iberdrola, en cambio, rebaja ese efecto al 5% en total. Y a eso añade el caso concreto de los dos plantas que quiere cerrar (Lada, en Asturias; Velilla, en Palencia), que con una potencia de 874 MW, supone menos del 1% de la generación en España -
ergo no comprometen en nada la seguridad de suministro- y un 1,8% de la capacidad de la eléctrica (48.100 MW).
Las profundas discrepancias se prolongan, también entre contradicciones. Galán enarbola la bandera de Iberdrola en contra el
cambio climático -en la que encaja la clausura de las plantas de carbón-, pero también quiere cerrar las
centrales nucleares, a pesar de su
energía limpia; o sea, que no es un problemas por la emisión de gases contaminantes. De ahí la
propuesta a Nadal de un cierre "ordenado" de la nuclear, antes de 2034.
Nadal, por su parte,
erre que erre, se agarra como un clavo a la responsabilidad del Gobierno en el diseño de la
política energética, que está por encima de los intereses particulares de las empresas y, claro, eso también contradice la libertad de las mismas para orientar su estrategia de negocio.
Al pulso entre
Nadal y Galán se han unido también los presidentes autonómicos
Juan Vicente Herrera y
Javier Fernández, las dos comunidades afectadas por el cierre de las centrales térmicas de carbón de Lada y Velilla. Los cuatro se dieron cita, ayer jueves, en Madrid, pero el encuentro sólo sirvió para escenificar las
tres posturas ante el cierre del carbón.
De modo que la guerra seguirá, a la espera del desenlace del real decreto de Nadal, contrario al cierre unilateral de plantas energéticas. Esa norma depende del visto bueno que le dé la
Competencia (CNMC), pero no tendrá rango de ley, salvo que cuente con el apoyo de otros partidos en el Congreso. Por eso negocia Nadal, en paralelo, con el
PSOE.
La guerra ha estallado, como ya informamos, con el
anuncio de Lada y Velilla. Nada ha frenado ese debate desde entonces. Siguió, a los tres días, con la respuesta de Nadal, en forma de decreto, "para mantener el carbón en el
mix".
Tras el encuentro de este jueves, Iberdrola completa, a través de un
comunicado, todas sus razones para cerrar sus dos última plantas de carbón, que no afectará a las plantillas porque va a recolocar a sus trabajadores.
No sólo:
Galán aprovechó el encuentro para recordar su petición a la UE de metas "más ambiciosos" en el aumento de la cuota de energías renovables, del 27% al 35%, en 2030.
Rafael Esparza