- La empresa de la Sepi ya tiene un contrato para suministrar cinco contenedores de combustible pero aspira a fabricar otros cinco.
- Todo depende del concurso público que abra Enresa, pero tiene "muchas posibilidades de ganarlo".
- Para su presidente, González-Mesones, el sector nuclear español es "puntero" frente a sus dos grandes competidores (norteamericano y surcoreano).
- Lamenta, no obstante, el cierre de la planta (es "una desgracia"), aunque abre nuevas oportunidades para sumar pedidos y carga de trabajo.
Equipos Nucleares SA (Ensa) tiene listos ya los cinco
contenedores para almacenar combustible nuclear gastado de la central de
Garoña, como pueden ver en la imagen, pero el traslado e instalación no depende tanto de esta empresa, 100% de la
Sepi, sino de los pasos que hay que emprender en la central, propiedad de
Nuclenor, para habilitar la plataforma o el espacio que se requiere.
El contrato de esos cinco contenedores (tipo
Enun52B) fue firmado por Ensa antes de que el Gobierno decidiera el cierre de la central, el pasado 1 de agosto,
sin que sepamos el coste que supondrá, pero ese cierre, a la postre, da otra oportunidad a la empresa pública para pujar, "desgraciadamente", por el contrato para fabricar e instalar otros cinco, con todo lo que acompaña a ese proceso (nueva carga de trabajo).
El "desgraciadamente" es una coletilla necesaria para el presidente de Ensa,
Eduardo González-Mesones, que entiende esa decisión como un
mazazo para el
sector nuclear (Garoña estaba en condiciones de seguir aportando generación al sistema eléctrico),
y así lo ha hecho saber al grupo de periodistas que se ha acercado a conocer, este miércoles, la planta de Ensa en Maliaño (Cantabria), un paradójico espacio -por su belleza- al sur de la bahía de Santander. En cualquier caso, ese contrato es "muy importante" para González-Mesones, que aparece en el centro de la imagen durante la visita a las instalaciones de la presidenta de la Sepi,
Pilar Platero, en julio.
Ensa, dicho de otro modo, está en primera línea para
pujar en las ofertas para el desmantelamiento de la central burgalesa y lo hará con fórmulas atractivas (en precio y forma), consciente de que es una de las empresas más competitivas, como prueban los contratos que tiene en marcha en los tres continentes.
Ahora bien, todo depende de
Enresa (Empresa Nacional de Residuos Nucleares), que todavía no ha abierto la fase de
concursos público para ese fin, aunque González-Mesones se ha mostrado muy seguro de las posibilidades para la empresa española, competidor directo de las otras dos grandes, una norteamericana y otra surcoreana.
Los contenedores servirán para almacenar el combustible nuclear que ha gastado el
reactor nuclear en sus 42 años de vida. Esa operación tardará unos años en concluirse (entre cinco o seis), pero Ensa dará garantías de para fabricar los contenedores en un plazo de tres años.
De hecho, es "puntera" en la actividad que desarrolla, tanto en
gestión de combustibles, una de las tres
patas Ensa junto al negocio de
componentes primarios para las centrales (soportes, tapas, vasijas y generadores de vapor para las centrales) y los
servicios a las centrales y
mantenimiento.
Con esa actividad Ensa ha conseguido ser rentable, gracias a una cifra de negocios de 73 millones anuales y una cartera de pedidos (ahora) de 222 millones.
Rafael Esparza