El Gobierno se da por vencido, pues sigue arrastrando del cadáver insepulto de la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb). Y es que esta ha registrado unas pérdidas de 947 millones de euros en 2019, según los resultados publicados este jueves, unos ‘números rojos’ que son un 7,85% superiores a las que tuvo el año anterior (-878 millones).
Entre las recetas de la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, para salir de la crisis del coronavirus, considera que lo que se necesita es más sector público y menos propiedad privada. Es por ello, que pese a que el ‘banco malo’ está en quiebra, se le permite no presentar concurso de acreedores o causa de liquidación. Y es que en el caso contrario, el Gobierno tendría que asumir las pérdidas, y con ello aumentaría el déficit y la deuda pública,… algo que no quiere bajo ningún concepto.
Los ingresos ascendieron a 2.308 millones (-34%), pero fue el primer ejercicio donde los inmuebles fueron los que más aportaron
Ante este escenario, conviene destacar que como en Bankia, se ha optado por la vía lenta. De hecho, hace casi un año, Jaime Echegoyen, presidente de la Sareb, ya pensaba en modificar los estatutos sociales para que siguiera funcionando más allá de 2027. Recuerden que se creó en 2013 para funcionar cuatro años, pero ya lleva siete de actividad, y serán muchos más. Además, en el discurso de investidura que hizo Pedro Sánchez a principios del pasado enero, señaló que “la Sareb tendrá un papel relevante, garantizando la firma de convenios con administraciones autonómicas y locales que impulsen la utilización de viviendas para alquileres sociales”.
El ‘banco malo’ ha continuado con la venta de inmuebles al ralentí, pues los ingresos de su actividad de gestión y venta de activos inmobiliarios y financieros ascendieron a 2.308 millones, una cifra que fue un 34% inferior a la de 2018. De estos, 1.328 millones procedieron de la actividad inmobiliaria, siendo el primer ejercicio en el que esta fue la principal fuente de ingresos. Al mismo tiempo, se convirtieron préstamos en inmuebles por un importe de 1.867 millones (+33%) y se amortizó deuda por 825 millones.