- Los dos bancos de inversión se reinventan tras la drástica caída de rentabilidad en su fuerte, los mercados de capitales.
- Por eso refuerzan su actividad tanto en la captación de depósitos como en la concesión de créditos.
- Morgan Stanley transforma la gestión de patrimonio en uno de sus pilares del negocio y se acerca a los clientes más ricos.
- Goldman Sachs abre la puerta también a clientes de clase media y se refuerza a través de operaciones por Internet.
- No hay nada como reinventarse después de la torta durante la crisis financiera. Otra cosas es cuándo volverán a las andadas.
Goldman Sachs o
Morgan Stanley también miran a la franja más tradicional del
negocio bancario, como el
crédito al ciudadano de a pie o la captación de
depósitos. No ha sido por gusto sino porque no les ha quedado otro remedio. Y eso, cómo no, sorprende en bancos de negocio de ese calibre, volcados las actividades
de banca de inversión y el
mercado de capitales.
Pero, como digo, no les ha quedado otra, según la información de
Wall Street Journal, que pone de relieve el recorte de ingresos que han sufrido por la actividad en
corretaje de valores, uno de sus negocios
estrella. Y a ello se añade la
pupa que les han hecho las mayores
exigencias regulatorias.
Los dos bancos de inversión empezaron a hacer sus
cosas en
banca minorista hace siete años, después de sufrir pérdidas históricas durante la crisis financiera. Eso por un lado. Es el motivo por el que Morgan Stanley compró en 2009
Smith Barney a
Citigroup, y la unió después a
Dean Witter, que había comprado en los 90. Quería abrir nuevas vías de negocio.
Eso por un lado. Por otro, estaba también la intención de ofrecer la mejor cara a los reguladores. En la cabeza de todos estaba la culpa que esos mismos bancos de inversión habían tenido esa crisis, por su voracidad.
Un ejemplo del recorte en la
rentabilidad que tan tenido que encajar esos dos
sabuesos está en su actividad de
corretaje de valores. En los años previos a la crisis, Goldman y Morgan lograban por esa vía rentabilidades del 32,8% y del 23,6%, respectivamente, que se redujeron en 2015 al 7,4% y el 8,5%, también respectivamente.
Y como ese negocio no da para tanto, no les ha quedado otra que
reinventarse para volver a negocios más tradicionales, más propios de
banca al por menor, a pesar de su falta de experiencia en actividades para ellos
menudas como captación de depósitos o colocar créditos entre la clase media.
Con todo, las estrategias varían según la entidad. Morgan Stanley ha transformado la
gestión de patrimonio en uno de sus principales negocios y trata, además, de abrir vías de negocio entre los
clientes más ricos. Goldman, por su parte, abre la puerta a clientes con menor poder adquisitivo, tanto en la captación de depósitos como en la concesión de créditos. Y para ello ha reforzado sus operaciones en Internet.
Ese cambio -observado con suspicacia por los analistas, que no se terminan de creer ese giro- se ha notado en
la cartera de créditos, que se triplicado desde 2012 en el caso de Morgan Stanley (hasta 93.000 millones de dólares). En el de
Goldman Sachs se ha duplicado con creces: su cartera ha pasado de 25.000 millones a 64.000 millones de dólares. Y respecto a los depósitos, entre los dos han captado 276.000 millones de dólares.
Parecen, en los dos casos, cifras importantes, pero que se quedan muy pequeñas comparadas con el negocio de
JP Morgan Chase, el mayor banco de EEUU por activos. En depósitos, el negocio de Morgan y Goldman juntos es una quinta parte del Chase. Y en créditos, un 20%.
La pregunta del millón es si Goldman y Morgan, que ahora recogerán los frutos en su nueva faceta cuando suban los
tipos de interés -aunque menos que otros bancos más volcados en banca al por menor- es si volverán de lleno
a lo que les ha hecho conocidos en todo el mundo (la banca de inversión) o seguirán en ese
trocito de tarta del negocio bancario después de la gran crisis.
Miriam Prat
miriam@hispanidad.com