• Tras la entrada de los tanques del ejército en la capital, el golpista Gilbert Diendéré asegura que devolverá el poder al gobierno de transición.
  • El acuerdo incluye retrasar las legislativas y presidenciales y eliminar el veto a la candidatura de simpatizantes del derrocado Blaise Campaoré, a quien siguen los golpistas.
En Burkina Faso ha habido un golpe de Estado. Pero ha sido un fracaso. El pronunciamiento tuvo lugar el miércoles día 16 de septiembre y lo protagonizó la guardia nacional, un cuerpo de élite que consta de cerca de 1.500 efectivos, cuando detuvo al presidente de Burkina Faso, Michel Kafando, y al primer ministro, Isaac Zida. Después de cinco días de tensión, el Ejército de Burkina Faso tomó cartas en la crisis decretando el traslado de todas sus unidades a Uagadugú para desarmar a la guardia nacional. La cúpula militar instó a esos cerca de 1.500 efectivos a deponer las armas "inmediatamente" y a entregarse a cambio de protección para ellos y para sus familias, y para evitar "derramamiento de sangre". El jefe del Estado Mayor, el general Pingrenoma Zagre, instó a los golpistas a evitar un enfrentamiento "de consecuencias imprevisibles" y les animó a reintegrarse en las Fuerzas Armadas. "Debemos hacer todo lo posible por preservar la paz y la fraternidad", subrayó. Entonces, el general Gilbert Diendéré (en la imagen), líder de los golpistas en Burkina Faso, se entregó, aseguró que devolverá el poder al gobierno de transición, pidió perdón al país y a la comunidad internacional y liberó al presidente del país, Michel Kafando y al primer ministro, Isaac Zida, informan agencias. La decisión fue tomada tras la reunión celebrada con miembros de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO). El líder golpista se refirió también a que en las negociaciones del domingo con la CEDEAO hubo un principio de acuerdo en el que se debe seguir trabajando para evitar "una guerra civil". En ese acuerdo se incluía retrasar las elecciones legislativas y presidenciales del 11 de octubre al 22 de noviembre, como muy tarde, y eliminar el veto a la candidatura de simpatizantes del derrocado presidente Blaise Campaoré, a quien siguen los golpistas. Por su parte, el presidente francés, François Hollande, condenó "con la mayor firmeza" el golpe de estado del pasado miércoles y advirtió que Francia "se reserva la posibilidad de aplicar sanciones contra aquellos que se opongan a la celebración de elecciones", para que lo que también movilizará a sus socios europeos. El golpe de estado, el sexto de la historia de Burkina Faso desde su independencia de Francia en 1960, ha truncado la transición democrática en este país africano. Andrés Velázquez andres@hispanidad.com