- Junto con Facebook, controlará cerca de la mitad de la publicidad online del planeta en 2018.
- Ni las más veteranas como Yahoo o AOL, ni las más recientes como Snap son capaces de acercarse a las cifras del buscador.
- Y encima, a Yuncker no se le ocurre otra cosa que pedir ayuda a Google para que vigile los bulos.
- Es decir, quiere a Google de medio único, de publicitario único y de censor único.
- Y eso que Google no crea nada, sólo copia.
Google va camino de convertirse, si no lo ha hecho ya,
en el enemigo número uno de la prensa libre. Las cifras son preocupantes. El buscador, junto con Facebook, controlará cerca de la mitad de la publicidad online del planeta en 2018, que moverá
260.000 millones de euros, según publica este jueves el diario
Cinco Días. En cualquier caso, la distancia entre el buscador y la red social sigue siendo enorme. Mientras el porcentaje del primero rondará el 31% este año, el del segundo no superará el 16%.
Nadie es capaz de plantarle cara a Google.
Tampoco el gigante Alibaba ni el buscador chino Baidu. Entre los dos ni siquiera han logrado superar a Facebook. La misma suerte corren otras empresas más veteranas como
Yahoo o AOL. Según el artículo de Breackingviews (Cinco Días), no superan el 2% del mercado.
En la sede de Google, en Mountain View, California, tampoco inquietan los nuevos actores como, por ejemplo, Snap,
cuya salida a bolsa ya está preparando y que permite valorarla en unos 24.000 millones de euros. La cuestión es la misma: ¿logrará acercarse a los ingresos por publicidad de Google y Facebook?
En este contexto, al presidente de la Comisión Europea,
Jean-Claude Yuncker, no se le ha ocurrido nada mejor que pedir ayuda al buscador norteamericano que dirige
Sundar Pichai (
en la imagen) -y a la red social- para que controlen los bulos que circulan por internet. En otras palabras, quiere que Google sea el medio de comunicación único, el publicitario único y el censor único.
Y a todo esto, Google no crea nada, sólo se aprovecha -y de qué manera- de lo que hacen los demás.
Y cuidado con discrepar.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com