El nuevo algoritmo del moralista Google, censor global de machistas, negacionistas, taxistas… acaba promocionando el porno: ¿podía ser de otra forma?
Google ganó el Premio Príncipe de Asturias ni más ni menos que en la categoría de Comunicación y Humanidades, así de generosos somos en el Principado. Pero Google es una empresa privada que sirve a sus accionistas y, además, es capaz de decirnos qué hemos o que no hemos de leer pues El Buscador tiene una cuota de mercado superior al 90%. En Internet, la medalla de plata no se suele conceder y nadie sabe bien quién es el segundo buscador, si Bing, Yahoo Search o DuckDuckGo, porque nadie usa ninguno de ellos. O sea que vovemos a la era de los monopolios.
Y claro con esa dominancia total del mercado, la tentación de condicionar lo que leemos es demasiado grande como para dejarla pasar. Esta vez a Google le ha dado por promocionar las búsquedas de porno, todo muy acorde con los tiempos de pandemia que corren donde se disparan el paro y las horas en casa de una sociedad desesperanzada.
Según el informe publicado por Sistrix, una empresa que mide con fiabilidad lo que muestra el buscador, tres de las cinco páginas más favorecidas en España en valores relativos durante el 2020 son pornográficas, evitaremos escribir aquí sus altos, sonoros y significativos nombres que diría Cervantes… pero pueden verlos en la lista (parte de la lista a continuación).
Pero el edificante relato no termina ahí. El 4 de diciembre fue cuando Google cambió su algoritmo de búsqueda y, de inmediato, provocó una crisis en la prensa española digital, con caídas de hasta el 50% de los lectores. Pues bien, aquí tienen ustedes la contraprestación, de los perdedores a los ganadores: pierde la prensa, a la que Google parasita y encima roba la publicidad, y potencia páginas de búsqueda de empleo que han ganado usuarios, a la vez que los medios perdían lectores.
Naturlamente, Google no avisa ni explica los cambios de su algoritmo y siempre lo hace "buscando dar resultados más relevantes". Según Google, estas son las páginas cuya relevancia ha aumentado: búsqueda de empleo precario y pornografía. Insisto el moralista que censura y se rasga las vestiduras ante cualquier discrepancia sobre feminismo, aborto, cambio climático, homosexualismo… se dedica ahora a promocionar la pornografía, sin duda muy progresista. Y a los periodistas que les den.
Resumiendo: con su último cambio de algoritmo, Google ha hundido al periodismo mientras promociona la pornografía. ¡Joé con el algoritmo! Pero recuerden: los algoritmos no cambian, son cambiados.