La primera semana de diciembre, Google volvió a cambiar los parámetros con los que clasifica sus noticias. En pocas palabras, redujo de un día para otro el número de lectores de los diarios digitales.
Google ataca de nuevo: cambia el algoritmo y destruye como un virus a los medios digitales.
Y ningún medio se atreve a plantar cara porque resulta que el monopolio global Google, la primera gran obra del mundialista NOM, representa tres cuartas partes, por lo menos, de todos los lectores del conjunto de los diarios digitales… que en 2021 son todos y cada uno de los diarios.
Y ningún medio se atreve a plantar cara porque resulta que el monopolio global Google, la primera gran obra del mundialista NOM, representa tres cuartas partes de todos los lectores
Además, con la coña de los delitos de odio y la censura global de Google y Facebook, al que se une el inefable George Soros, el peligro de imposición de un pensamiento único resulta algo más que una quimera.
De hecho, resulta curioso que este secreto a voces, un verdadero misil en la línea de flotación de una prensa en crisis pavorosa, no haya tenido eco… en la prensa.
Si alguien puede acabar con Google son los editores… u otro Google. Los editores, negando de forma total, he dicho total, el acceso a sus noticias vía Google. O todos o ninguno, naturalmente, pero si se prohíbe a Google y a Facebook introducir información que roban –son parásitos- de la prensa, los lectores tendrán que situar en su ordenador la URL concreta del medio o la página que desean leer.
Si alguien puede acabar con Google son los editores... u otro Google
Como dirán los ingleses, la relación entre Google y la prensa se resume en tres palabras: aprobación, elevación, castración. Primero aprobamos que nuestro trabajo pasa por Google, luego elevamos a Google a juez de nuestro trabajo que quita y pone. Y naturalmente, podemos acabar castrados. Para evitar la mutilación genital de la prensa sólo cabe la posibilidad de una unidad sin fisuras entre los editores para neutralizar a Google. Eso, y que los gobiernos cooperen para acabar con el monopolio Google, uno de los más graves de la historia porque afecta a los contenidos.