• Y justo cuando el negocio bancario no puede aportar nada a la cuenta de resultados.
  • Por eso, los acuerdos firmados con Generali Seguros, Trea Capital y Cetelem son claves para el futuro de la entidad.
  • Tarea pendiente: digerir la alta morosidad que a finales de septiembre aún superaba el 13%.
  • Y los 4.346,8 millones de euros (M€) de activos dudosos, herencia de un modelo de crecimiento para el que quizás no estaban preparados.
  • Lo más negativo hasta septiembre: aumento de las dotaciones para insolvencias y para el deterioro por otros activos.
  • Puntos positivos: el menor deterioro de activos financieros y la venta de carteras de inversión.
Antes de comenzar a desgranar las cifras que nos ha presentado este lunes el grupo Cajamar, me veo en la casi obligación moral de confesarles el especial lazo afectivo que me une con esta entidad. Hace ya algunos años (mi memoria cada vez me traiciona de una forma más asidua), con motivo de la presentación en Cataluña de la entonces Caja Rural de Almería, semilla del actual grupo, el entonces presidente, D. Juan del Águila, nos explicó a los asistentes a la recepción la filosofía financiera de la entidad con un símil frutero: "El mercado financiero es como una caja de sandías, nos dijo, que son las grandes entidades financieras, pero en los huecos que quedan entre éstas, caben otras frutas que también producen rendimientos, y esos huecos son los que queremos llenar nosotros". Desde entonces hasta aquí ha transcurrido una tremenda crisis financiera, un cambio de filosofía en el modelo de negocio, que quizás se inició en la territorial de Cataluña y que arrastró a la entidad a una muy difícil situación financiera, juntamente con otras cajas rurales, a causa de la crisis de la construcción. De allí hasta la situación que nos muestran las cuentas actuales, se encuentran las fusiones entre cajas rurales entorno a Cajamar mediante el Banco de Crédito Cooperativo, con muchísimas dificultades para cumplir con las exigencias de solvencia y alguna ayudita del Gobierno, que mira hacia otra parte con la reforma de la ley de cooperativas de crédito. También hay que hablar de la salida a bolsa del banco -no será antes de cuatro años- y, sobre todo, de las dificultades para digerir unos altos índices de morosidad que llegaron a rondar el 17% y que, a finales de septiembre, se sitúan en el 13,77% -un 2,82% menos que en 2015-. Asimismo, hay que mencionar un total de 4.346,8 millones de euros (M€) de activos dudosos sobre 31.566,8M€ de crédito a la clientela producto de la herencia de un modelo de crecimiento de negocio para el que quizás no estaban preparados. El beneficio neto de la entidad se ha situado en 50,5M€ que en términos porcentuales significa un 28,5% más que en septiembre de 2015, manteniendo un levísimo crecimiento del margen de intereses del 0,1% gracias a la reducción del coste de los intereses en un 43,4%, y un resultado de la actividad de explotación de 29,9M€, que representa un 23,1% más que en el pasado ejercicio. Las claves de este resultado se centran en el ligero crecimiento del 1% de los gastos de administración, con una contención de los gastos de personal, probablemente a causa de las diferentes regulaciones de empleo que la entidad ha encadenado en estos últimos años para ajustar la plantilla a consecuencia de las fusiones (entre 2013 y 2016 están afectando a unos 500 puestos de trabajo). Otra clave han sido los crecimientos en 10,6M€ de las dotaciones para insolvencias y los 22,2M€ por deterioros por otros activos, que se ven compensadas por los 32,0M€ menos por deterioro de activos financieros y, sobre todo, por el resultado extraordinario de 14,9M€ obtenido por la venta de carteras de inversión. Hace unos pocos días, Eduardo Baamonde, nuevo presidente de la entidad y primero que no proviene de Almería (en la imagen), desgranaba en una entrevista las nuevas líneas maestras que debe seguir la entidad para alcanzar el equilibrio que, mediante la adecuación a la nueva situación del mercado financiero, permita al grupo cumplir con los nuevos requerimientos de regulación que se están anunciando y retornar a una rentabilidad que les permita salir finalmente de la delicada situación que han vivido. Y todo sin perder la esencia de lo que representan los valores de la entidad, que aún mantiene la promoción y difusión del cooperativismo, junto con la investigación y la difusión del conocimiento técnico en el sector agroalimentario en su centro de las Palmerillas en el Ejido, como ejemplos de su singularidad. Para ello, entre las medidas que están tomando, destacan las alianzas estratégicas que están firmando para potenciar áreas de actividad que les permitan no depender del negocio típico bancario que, según su presidente, es importante pero a día de hoy no es el que puede aumentar la rentabilidad del grupo. Ejemplo de esto son los acuerdos firmados con Generali Seguros, Trea Capital Y Cetelem, que permitirán a Cajamar crecer en la comercialización de seguros, fondos de inversión y financiación al consumo, con lo que esperan contribuir a la diversificación del negocio. Rodrigo de Silos rodrigode@hispanidad.com