“Hay una agenda para aniquilar a los cristianos en Líbano y no es casualidad que vaya disminuyendo el número de cristianos”, ha advertido el padre Raymond Abdo, superior provincial de los Carmelitas Descalzos en Líbano y desde hace más de diez años es socio de proyectos de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN). Lo ha hecho en una rueda de prensa para presentar la campaña “Resiste Líbano” de la fundación pontificia para apoyar la misión de la Iglesia libanesa y ojo, porque esto sucede en el país de mayor presencia cristiana de Oriente Medio.

Un país que está totalmente colapsado y afronta una de las peores crisis, que ha surgido después de la explosión que se produjo en el puerto de Beirut el pasado 4 de agosto y que dejó 202 muertos. La onda expansiva dejó un área muy dañada en 5 kilómetros a la redonda y los daños llegaron a alcanzar hasta los 10 kilómetros de distancia. El barrio de Achrafieh, de mayoría cristiana y uno de los más antiguos de la capital, fue el más afectado: el 10% de sus vecinos ha dejado de vivir en sus casas y ACN quiere ahora reconstruir 16 iglesias, como parte de la campaña de apoyo.

San Juan Pablo II dijo que “Líbano es más que un país, es un mensaje” y “ahora este mensaje está en peligro”, afirma Menéndez Ros, pues “si Líbano fracasa, fracasa Oriente Medio”

Líbano es un país hundido donde más de la mitad de la población vive ya en la pobreza (antes de la explosión, la mitad ya vivía en necesidad) y donde uno de cada tres habitantes es refugiado. Es decir, 2 millones de personas refugiadas de un total de 6 millones, según ha explicado Javier Menéndez Ros, director de ACN España, destacando que “Líbano es el primer país en acogida sobre su porcentaje de población”. Al hilo de esto, conviene recordar que durante años ha dado refugio a cristianos de países como Siria e Irak, que huían de la guerra y del terror del grupo terrorista Estado Islámico, a kurdos y a palestinos, entre otros, por tanto, personas de diversas religiones y culturas.

Los cristianos en Líbano representan el 35% de la población (porcentaje que ha caído y que se compone en un 25% de católicos maronitas, un 9% de ortodoxos y un 1% de protestantes), mientras los musulmanes suponen el 60% (el 30% son chiíes y el 30% suníes). Llevan años de convivencia y diálogo con el islam, y tienen libertad de culto, “en una región dominada por el islam, la democracia de Líbano protege la religión católica y le da espacio”, ha señalado el padre Abdo, aunque ahora “hay una agenda para aniquilar a los cristianos”. En este país hay 1.050 parroquias, 1.500 sacerdotes, 2.190 religiosos y 800 religiosas; así como 865 instituciones católicas dedicadas a la educación y 324 dedicadas a la salud. Y no es un desconocido para la labor de ACN: es uno de los diez más ayudados y en 2019 recibió 2,2 millones de euros.

En Líbano hay: 1.050 parroquias, 1.500 sacerdotes, 2.190 religiosos y 800 religiosas; así como 865 instituciones católicas dedicadas a la educación y 324 dedicadas a la salud

Hace años, siendo Papa Juan Pablo II (hoy santo), señaló que “Líbano es más que un país, es un mensaje”. “Ahora este mensaje está en peligro”, ha afirmado Menéndez Ros y por eso hay apoyar a la Iglesia libanesa, pues el éxodo de cristianos no cesa y es necesaria la reconstrucción de sus iglesias. “Si Líbano fracasa, fracasa Oriente Medio”, ha añadido el director de ACN España. Y es que la Iglesia “es la única que puede hacer presente a Jesús en este país y en la región y los valores propios del Evangelio que son muy necesarios, como el perdón, el amor y el diálogo”, ha apuntado el padre Abdo.

La campaña lanzada por ACN no sólo servirá para reconstruir iglesias (entre ellas, la catedral maronita de San Jorge, la iglesia de San Salvador, la de San José o la de los hermanos del Sagrado Corazón). También se repararán muchas instalaciones de propiedad de la Iglesia, como el hospital del Rosario, muy cercano al puerto de Beirut, pues el convento de las religiosas quedó totalmente destrozado. Además, está el sostenimiento de un comedor en la diócesis de Zahle, frontera con Siria, donde 1.000 personas en extrema necesidad reciben un plato de comida caliente al día, así como el de sacerdotes y congregaciones en todo el país, y paquetes de comida para familias.