CCOO y UGT, un par de sindicatos satélites, han ratificado su huelga política contra la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Para los días 22 y 23, recién iniciado el curso más difícil de la última década, con los colegios cerrados desde primeros de marzo y los padres encerrados con sus hijos pequeños en casa, compatibilizando trabajo y escuela en casa, cuando iban a volver a ser normales, sólo en Madrid, donde gobierna el PP, los señores Unai Sordo y Pepe Álvarez permiten una huelga en la enseñanza. ¡Hay que ser canallas!
Donald Trump y Díaz Ayuso se parecen en algo: ambos despiertan odios africanos entre los progres (en el caso de Trump lo entiendo, en el de Ayuso, algo menos): no les pueden soportar. Y entonces los sindicatos, amantes del diálogo, ratifican una convocatoria de huelga. Justamente cuando PSOE y Podemos lanza sus redes a Ciudadanos (llevan meses haciéndolo) para que rompa su acuerdo con el PP y para que, en pocas palabras, Ignacio Aguado, el muy leal vicepresidente de la Comunidad de Madrid y líder de Cs en la región, acepte encabezar una moción de censura a cambio de quedarse como presidente.
Pero convocar una huelga de enseñanza en pleno regreso al cole tras el coronavirus para conseguir el éxito de una moción de censura es de canallas.