- La cosa no queda ahí: los fondos de Gulliver, con domicilio fiscal en Hong Kong, están administrados por una sociedad panameña.
- El consejero delegado es el mismo que prometió que iba a limpiar de 'impurezas' el HSBC, tras el escándalo de su filial suiza.
- El presidente anterior, Stephen Green, ex ministro y sacerdote anglicano, ya ha dimitido como presidente del consejo de la City.
- La entidad da los resultados de 2014: las multas sólo reducen un 15% el beneficio del banco tramposo.
- A pesar de las sanciones (equivalentes a 2.175 millones) y provisiones, el gigante británico ganó 12.018 millones el año pasado.
Lo sorprendente no es que el banco británico HSBC gane millones de euros al año, sino que recorte su beneficio sólo un 15,5%, a pesar de las multas que tiene que pagar por los pufos en los que se enfanga. Es un banco tramposo, como han puesto de relieve las prácticas bancarias conocidas en su filial suiza, que facilitaron un fraude masivo fiscal, que mosquea además, y no poco, a numerosos países a juzgar por las numerosas causas judiciales que han abierto en su contra. Encajen en ese contexto que el grupo británico haya ganado 12.018 millones de euros en 2014.
Ese resultado es mucho peor que el que esperaban los analistas, que situaban la caída de resultados en sólo un 7%. Pero ni el propio HSBC puede ignorar la cruda realidad de sus engaños. El consejero delegado, Stuart Gulliver (en la imagen), ha admitido que "los beneficios son decepcionantes", pero lo son, sobre todo, por las sanciones que ha tenido que pagar por sus manipulaciones en los mercados o por las provisiones que ha tenido que hacer para afrontar las nuevas multas que le vendrán en el futuro.
Gulliver, que tampoco escapa personalmente del escándalo como veremos, a pesar de prometer que limpiaría de 'impurezas' el banco, ha preferido hablar del aumento de los costes operativos. ¡Qué vulgaridad! El banco tuvo que pagar en 2014 la friolera de 2.175 millones de euros en multas por manipular el mercado de divisas, el más especulativo de todos, y para compensar a sus clientes británicos.
Y ahora vamos con el ceo Stuart Gulliver, que puede dejar pequeño el escándalo de su predecesor en el cargo, Stephen Green, presidente de la entidad en los años turbios, antes de entrar en el Gobierno de Cameron. El caso es que a don Stuart le ha soplado una buena 'bofetada' The Guardian el mismo día en que presentaba resultados. El rotativo, protagonista de muchos de los datos que se han publicado del escándalo de la filial suiza del HSBC, desvela este lunes que Gulliver tiene una cuenta secreta con 6,7 millones de euros en la filial helvética del HSBC, ojo, administrada por una compañía panameña. Y no acaba ahí la cosa. Gulliver, que vive Londres, donde está la sede central del gigante bancario, tiene fijado su domicilio fiscal en Hong Kong.
Al HSBC no le ha quedado otra que admitir que su presidente tiene una cuenta, aunque no ha especificado de qué 'calidad', en Suiza, y que lo de Hong Kong, en fin, es normal; vamos, que es allí donde reside cuando no vive en Londres.
Son más secuelas del caso, que arrastraron al ex presidente Stephen Green a dimitir como presidente del consejo asesor del organismo de la industria bancaria, la City londinense sin hacer declaración alguna. Fue el particular 'descenso a los infiernos', como lo interpretó la agencia France Presse, de este banquero y sacerdote de la Iglesia anglicana.
Rafael Esparza