La pandemia del coronavirus ha puesto a las aerolíneas al borde de la quiebra, como bien saben. Un contexto ante el que International Airlines Group (IAG) hará una reestructuración porque “es esencial para superar la crisis y mantener un nivel adecuado de liquidez”, ha señalado el CEO, Willie Walsh. Y es que el holding aéreo no prevé una recuperación de la demanda en el transporte de pasajeros al nivel de 2019 antes de 2023.
Son tiempos difíciles para el tráfico aéreo. De hecho, IAG ha reducido su capacidad un 94% y funciona al mínimo este mes y en junio; aunque planea el retorno de operaciones para julio, ajustándose a la demanda, prevé cerrar el año con un 50% menos de pasajeros. De ahí, que haya decidido hacer una reestructuración, que también afectará a la plantilla de Iberia, según su primer ejecutivo, Luis Gallego, quien relevará a Walsh el próximo 24 de septiembre (un ascenso que se había retrasado unos meses desde la fecha inicial -marzo-, pero que ya tiene nueva fecha y coincidirá, previsiblemente, con la Junta de Accionistas).
Gallego ha señalado que va a convocar a los sindicatos para negociar ajustes de plantilla, en línea con la reducción de la oferta, hasta que se recupere la demanda… Y es que los 14.000 empleados de Iberia están en un ERTE y ya se había hablado de que se quería extender, al igual que con el de Vueling (4.000 empleados), y más tras anunciarse 12.000 despidos en British Airways. Eso sí, se mantiene la intención de comprar Air Europa, aunque podría rebajarse el precio (unos 1.000 millones), como ya se conoció hace unos días.
Planea el retorno de operaciones para julio, ajustándose a la demanda, prevé cerrar el año con un 50% menos de pasajeros
La reestructuración también afectará a la plantilla de Vueling, supondrá jubilar 46 aviones de Iberia, así como retrasar la entrega de 68 aviones (algo que afectará a los fabricantes aeronáuticos Airbus y Boeing), y no renovar contratos de alquiler que venzan este año y en 2021. Una medida que llega tras los malos resultados del primer trimestre, pero ojo, porque IAG prevé que el segundo trimestre sea peor, y se prepara, aunque a finales de abril su liquidez ya alcanzaba los 10.000 millones, en parte gracias a los créditos logrados en Reino Unido y a los avalados por el ICO español, pues los gobiernos de ambos países se han desentendido.
En concreto, el holding aéreo ha tenido unas pérdidas de 1.683 millones hasta marzo por el precio del crudo, los tipos de cambio y el coronavirus, frente al beneficio neto de 70 millones de hace un año. El resultado de las operaciones antes de partidas excepcionales arrojó unas pérdidas de 535 millones (este dato lo avanzó a finales de abril), en comparación con las 135 millones positivos del primer trimestre de 2019. Por su parte, los ingresos bajaron un 13,4%, hasta los 4.585 millones; la caja se situó en 6.945 millones y la deuda neta se mantuvo prácticamente estable, quedándose en 7.508 millones.
Paralelamente, la Asociación Internacional del Transporte Áereo (IATA) ha calculado que suprimir los asientos intermedios en los aviones para que haya mayor distancia entre los pasajeros elevaría en más de un 50% los billetes. Una medida con la que está en contra, aunque sí apoya el uso de mascarillas para pasajeros y tripulación.