- Es el tercer ajuste de plantilla en la antigua aerolínea de bandera española en cuatro años y tras recortar 5.000 empleos.
- Una buena muestra de que Antonio Vázquez es más 'chairman' que presidente… Manda poco, mejor dicho, nada.
- Eso lo hace el Ceo, Willie Walsh, que siempre se ha justificado diciendo que él no es inglés, sino irlandés.
- Sin olvidar a Enrique Dupuy de Lôme, el segundo de Walsh, el español que sigue destrozando a Iberia, la empresa que le lanzó profesionalmente.
- Y todo ello, a pesar de que la aerolínea es una joya y de que Madrid es el principal 'hub' con Hispanoamérica.
El funcionamiento del holding aéreo International Airlines Group (
IAG) se puede resumir en que el Ceo,
Willie Walsh (
en la imagen) sigue beneficiando a
British Airways (BA) y perjudicando a
Iberia. La última muestra se puede ver en el
nuevo ERE voluntario de esta última aerolínea, anunciado hace unas semanas y firmado el pasado lunes.
En concreto, afectará como máximo a
955 empleados -715 del personal de tierra, 170 tripulantes de cabina (TPC) y 70 pilotos-. Se trata del
tercer ERE de la antigua aerolínea de bandera española en cuatro años,
en los que ya acumula una reducción de plantilla de 5.000 personas, pasado de 21.500 a 16.500 trabajadores, pero para Walsh siguen siendo demasiados.
Y esto a su vez refleja como el español
Antonio Vázquez es más
chairman que presidente… La realidad es que manda poco, mejor dicho, nada, y además,
ni siquiera responde a los accionistas, como se vio en la
última Junta celebrada el pasado junio.
El mando lo tiene el Ceo,
Willie Walsh, que siempre ha justificado su modo de actuar (beneficiando a BA y perjudicando a Iberia) diciendo que él no es inglés, sino irlandés. ¡Menos mal, entonces! Al hilo de esto, no se puede olvidar a
Enrique Dupuy de Lôme, el segundo directivo después de Walsh y director financiero de IAG, que sigue destrozando a Iberia, la empresa en la que aterrizó en 1996 y que le lanzó profesionalmente hasta el holding aéreo.
La marginación de Iberia empezó en 2012, cuando se produjo el conflicto con el sindicato de pilotos
Sepla por la creación de la
low cost Iberia Express. Pero sólo sería la primera
piedra en el camino colocada por Walsh, a la que después seguirían: la renovación de la flota con retraso, los tijeretazos en plantilla, el
intento de convertirla en low cost, la exigencia de seguir el
modelo laboral de Norwegian o una bofetada a través de
Level -la nueva aerolínea de bajo coste para vuelos transatlánticos-. Una lista de
piedras que, tristemente, continuará alargándose.
Y todo ello,
a pesar de que Iberia es la joya de la corona, pues
ganó 567 millones hasta junio, superó las previsiones y su margen operativo -un signo de
rentabilidad- creció más que el de British Airways ( 3,9% frente a 1,7%). Además, está muy bien posicionada en
Madrid, el principal hub con Hispanoamérica del mundo, y es la segunda aerolínea del holding que más ha aumentado su cifra de pasajeros transportados (
6,5%), por detrás de Aer Lingus ( 12,7%) en los ocho primeros meses del año.
Cristina Martín
cristina@hispanidad.com