Unicaja y Liberbank han oficializado este lunes mediante sendos comunicados a la CNMV, lo que adelantó Hispanidad a finales de agosto. Manuel Menéndez ha vuelto a llamar a la puerta de Manuel Azuaga para explorar la posibilidad de fusionar ambas entidades. Curioso, porque fue el propio Menéndez el culpable del fracaso del primer intento, al exigir una ecuación de canje (53/47) que Azuaga se negó a admitir tras conocer las tripas de Liberbank.
Arrepentido o no, lo cierto es que Menéndez ha vuelto a la carga, ante la atenta mirada del Banco de España. Ahora bien, al supervisor le parece que, a estas alturas de la película, la fusión Unicaja-Liberbank es poca cosa y no soluciona prácticamente nada. La operación debe ser más ambiciosa y contar con la participación de más entidades como, por ejemplo, Ibercaja, Abanca o Kutxabank. Y aquí es donde llega el primer contratiempo: Ibercaja le ha dicho al Banco de España que no cuente con ellos y que tienen capacidad más que suficiente para continuar con su hoja de ruta en solitario y que incluye la salida a bolsa antes de 2022.
De vuelta a la fusión Unicaja-Liberbank, desde el palacio de Cibeles le recuerdan a Menéndez que no está en condiciones para exigir la ecuación de canje, que Unicaja, en el primer intento, estableció en el 60/40. Además, Liberbank no está mejor ahora que hace un año, a pesar de que Menéndez ha puesto cierto orden en las cuentas durante el primer semestre.
En definitiva, el Banco de España no quiere que las pretensiones de Menéndez echen por tierra la fusión con Unicaja, pero le parece que no es suficiente crear una entidad con 108.800 millones de euros en activos (Unicaja tiene 63.000 millones y Liberbank, 45.800 millones). Sería la quinta entidad española por volumen de activos, por detrás de Caixabank-Bankia, BBVA, Santander y Sabadell.
Sea como fuere, al mercado le gusta la idea y la cotización de ambas entidades se ha disparado este lunes. A dos horas del cierre, las acciones de Unicaja suben más de un 12,5% y las de Liberbank, más de un 13,5%.