• Con tipos de interés que no permiten alegrías, pero funciona.
  • La aragonesa se convierte en una de las pocas cajas de ahorros que ha superado la crisis sin perder la independencia.
  • Y que incluso ha mantenido el carácter cajero.
  • Por ejemplo, está muy pegada a la economía aragonesa.
Ha publicado Ibercaja sus cuentas referentes al primer semestre de 2017, de las que resulta que el beneficio obtenido en estos seis meses es un 42% inferior respecto de igual periodo del ejercicio anterior, 2016. Sin embargo, este resultado de 2017 necesita sus ajustes para permitir la comparabilidad con el ejercicio anterior equivalente, tal y como está resultando en muchas de las cuentas de pérdidas y ganancias que la banca está presentando este año. Todo ello como consecuencia de los efectos y ajustes extraordinarios que la crisis todavía ejerce sobre las mismas. Las de 2017 incorporan el coste del ERE que la entidad ha practicado este año y que ha supuesto un desembolso de 71,6 millones de euros antes de impuestos. Descontando dicho efecto, el beneficio se ha incrementado en un 31,1%. Se echa en falta, en cualquier caso, una presentación más rigurosa de los resultados: esa confusión de gasto por impuesto con participación de los minoritarios y del resultado del ejercicio con el atribuido a la matriz del grupo impide un buen análisis a los que analizamos la información y da la sensación de que algo no se quiere que quede claro. Por lo demás, el margen de intereses apenas varía ( 0,4%), lo que es congruente con la evolución del escenario de tipos de interés, que prácticamente ha tocado suelo y con el aumento de los diferenciales en las operaciones nuevas. Así, el tipo más usual de referencia ha caído alrededor de un 0,1% y los diferenciales han subido entre un 0,5% en los hipotecarios y un 3% en las operaciones sin garantía, permitiendo esa recuperación de la rentabilidad de la cartera de créditos tan necesaria para afrontar los gastos de estructura y la morosidad normal de la misma. El margen bruto, siguiente escalón de la cuenta, ha descendido en estos seis primeros meses de 2017 un 11% si seguimos comparándolo con el mismo periodo de 2016. Esto se ha debido en parte a una reducción de los resultados por operaciones en los mercados financieros, que han caído en un 21,4%, como consecuencia de la reducción en el nivel de caída de los tipos de interés y que no ha permitido las grandes revalorizaciones en las carteras de deuda pública que venían recogiéndose en el periodo 2012-2016 que han permitido complementar las caídas constantes, y dramáticas, del margen anterior en el mismo periodo. Luego está el extraordinario beneficio que supuso en 2016 (69,3 millones de euros) la venta de Servicer Inmobiliario. Los gastos de explotación, una vez descontado los no recurrentes que ha supuesto el ERE, han crecido un 2,9% lo que se antoja un poco alto en un entorno de contención de los mismos y aumento de la eficiencia a la que están sometidas todas las entidades tras la crisis. El descenso de las provisiones, como corresponde al fin de la etapa de incremento de la morosidad, en un 45%, explican el resto: el beneficio comparable entre un ejercicio y otro ha crecido ( 31,1%) y lo ha hecho de una manera sana. El banco no se ha lanzado a un crecimiento rápido de su crédito, que se mantiene en cifras iguales a las de junio de 2016, y está incrementando el volumen de recursos gestionados ( 4,4%) a pesar de la reducción del de depósitos (-3,4%). Esto, sin embargo, puede suponer una amenaza para la estabilidad financiera de la entidad a medio y largo plazo, pues la ratio créditos sobre depósitos ha pasado de junio del 2016 a junio del 2017 del 107,3% al 110,9% (lo óptimo sería que estuviera por debajo del 100%). IberCaja, ahora banco, fue una de las pocas cajas de ahorros que se salvó de la quema de la crisis a pesar de su transformación societaria. Ha sido una de las cajas mejor gestionadas y sin grandes alharacas parece que continúa en la línea que le ha permitido llegar hasta aquí. Rodrigo de Silos rodrigode@hispanidad.com