David Mesonero, yerno del presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, vuelve a Iberdrola como consejero de la importante filial de Iberdrola Renovables.
En Iberdrola lleva trabajando varios años el hijo de Galán, asimismo de nombre Ignacio, y no en un puesto secundario: es el segundo del departamento de Compras.
Recientemente, Galán fichaba para su Consejo Internacional el ex director del CNI, general Félix Sanz Roldán. En la compañía hablaban entonces de un cargo menor -lo es- pero que servía para agradecer al director de CNI la protección brindada a Iberdrola, sobre todo en sus inversiones en el exterior.
En este momento Villarejo está dispuesto a todo. Si él muere, que muchos mueran con él
Pero el juez García-Castellón considera que ese fichaje es una forma de presionarle. Recuerden que le guste o no, el caso Villarejo se alimenta de Villarejo, el hombre al que Galán contrató y el hombre cuya influencia en la inteligencia militar cayó en picado desde el día en que el general hizo su aparición como referencia de la inteligencia militar española.
En cualquier caso, demasiado movimiento en un momento en que Galán no podía triunfar más: llegó a ser la empresa más capitalizada del Ibex-35, todo lo que hace le sale bien.
Y todo esto puede estar bien o mal pero no conviene que todo coincida en el tiempo. Por dos razones:
El presidente de Iberdrola presume de espléndidas relaciones con el gobierno Sánchez. Lo cierto es que no es así. Como empresario verde que te quiero verde, cuenta con la simpatía de la talibán verde del Ejecutivo, la vicepresidenta Teresa Ribera pero también ella le sigue considerando un hombre demasiado preocupado por la rentabilidad para el accionista.
Quizás era el momento de una mayor discreción. En contra de lo que suele vender los hombres de comunicación de Iberdrola, las relaciones entre Ribera y Galán son cordiales pero sin alharacas.
El hijo y el yerno de Galán trabajan en Iberdrola. Eso no se le perdona ni a los triunfadores
En esa tesitura Galán no debe seguir los pasos de Carlos Torres, empeñado en cabrear al juez que puede imputarle. Porque el peligro es ese: que al triunfador Galán le empitone un juez por hechos acaecidos hace 10 años. Y no conviene perder de vista que García-Castellón ya está suficientemene enrabietado por las presiones que recibe. Esta misma semana, sin ir más lejos, rechazó apartarse de una pieza del caso Púnica que afecta a El Corte Inglés, tal y como solicitó el PSOE y la asociación Adade.