Como ha informado Hispanidad, la gente está ya cansándose de las exigencias y los engaños de Mark Zuckerberg, propietario de WhatsApp y Facebook, el cual obligará a los usuarios de WhatsApp a partir del 8 de febrero a que le permitan compartir sus datos con Facebook. Y si no lo permiten no podrán seguir usando la red social WhatsApp.
Hispanidad recordaba que cuando Facebook compró WhatsApp en febrero de 2014, uno de los aspectos que vigiló Bruselas antes de dar su visto bueno fue la independencia de ambas compañías en lo referente a los datos personales de los usuarios. Mark Zuckerberg aseguró entonces que no existía tal transmisión, entre otras razones, porque no contaban con la tecnología para hacerlo. Mintió, y tres años después -mayo de 2017-, Europa le impuso una sanción de 110 millones de euros.
Por esa razón -y por otras más- cada vez más usuarios se están descargando otras aplicaciones de mensajería para el móvil, como Signal o a Telegram.
De hecho, Telegram anunció que en los últimos había superado los 500 millones de usuarios activos al mes y se unieron 25 millones de usuarios nuevos en las últimas 72 horas, que terminaron el 13 de enero.
Hoy nos centramos en países iberoamericanos como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú Uruguay o Venezuela, con datos recogidos por Airnow Data.
En todos estos países, entre el 2 y el 13 de enero de este año ya comenzado, se registraron un total de 487.025 descargas de Telegram.
La segunda aplicación más descargada fue Signal, con un total de 373.138.
Y en tercer lugar figura WhatsApp, con 242.262.
Así que Hispanoamérica sigue la corriente mundial de boicot a Zuckerberg y sus caprichos. Y es una buena noticia porque urge romper el monopolio censor de Facebook-WhatsApp y, en general, el oligopolio norteamericano en la red: Google, Facebook, Twitter y, cada vez más, Mazón. Y porque además de monopolios, todas presentan, del modo más sectario, una ideología “políticamente correcta”.
Además, vía Telegram, se abre una vía para luchar contra la censura global que el Nuevo Orden Mundial (NOM) está imponiendo en la red, en nombre de la lucha contra los bulos y las ‘fake news’.