No se engañen, la prepotencia con la que se expresa el vicepresidente Pablo Iglesias no es producto de los hechos sino de su enorme ego. Estamos en vísperas de un nuevo Consejo de Europa de jefes de Gobierno y Bruselas presiona cada día más a Sánchez, porque se acerca el momento de conceder los fondos extraordinarios del Plan de Recuperación.
Pues bien, a Iglesias se le está poneiendo cara de Varufakis. Dicho de otra forma, Sánchez tendrá que elegir entre Bruselas y Podemos, y se supone que acabará por echar Iglesias y del Gobierno. Europa no piensa admitir más inestabilidad: o ve las cosas claras o no suelta el dinero (140.000 millones de euros, la mitad en donaciones).
Porque lo más grave es que en Europa ha cundido la idea de que España debe ser tratada como la Grecia de Tsipras… porque también está quebrada, igual que lo estaba la Grecia de Tsipras, ¿Y qué hizo don Alexis? Pues prescindir del Iglesias griego, de Varufakis, su ministro de Economía.
El momento del divorcio sociopodemita está al llegar. Desgraciadamente, no llegará por principios o convicciones, sino por dinero.
Y lo peor de todo es que con Sáncehz en la Moncloa, en efecto, España no sólo parece quebrada sino también mortecina.