- Todo sea por el carnaval: el Ayuntamiento de Madrid –Carmena y Carmona- financia una obra de marionetas infantiles…
- …donde asesinan religiosas con crucifijos, ahorcan jueces y gritan 'gora ETA'.
- Se trata de inculcar la cristofobia a los niños desde los guiñoles.
- La concejala comunista Celia Mayer, se pone de perfil: no ha visto la obra, así que no peude juzgar. Pero sí financiar.
- No hay que engañarse: lo que une a los socialistas del PSOE y a los comunistas de Podemos –ahora llamados progresistas- es el odio a Cristo, el misocristianismo.
- ¿En que consiste el progresismo? Abajo los curas y arriba las faldas. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
- Pero tanto Sánchez como Iglesias insisten en que ellos son "moderados " y "demócratas"… y muy reformistas.
Nos dicen algunos lectores que en Hispanidad exageramos cuando hablamos del peligro de guerra civil en España. Nosotros respondemos que a lo que España parece abocada no es a una guerra civil –para hacer guerra abierta hay que ser menos comodones y menos consumistas de lo que ahora somos- sino a un enfrentamiento civil. En cualquier caso, a la violencia, psíquica o física, se llega por odio y desesperación. El odio no precisa demostración en la España de hoy: se ha vuelto explícito. En cuanto a lo segundo, puede tratarse de la desesperación de la carestía, como en 1936, o puede tratarse de
la desesperación del hastío, porque tenemos de todo y no creemos en nada: la de ahora mismo. Pero, ojo, el rencor necesario para demandar, calumniar o arruinar al vecino puede ser superior al de la trinchera.
A lo que vamos, el carnaval. El Ayuntamiento de Madrid dirigido por los comunistas de Pablo Iglesias, en alianza con los socialistas de Pedro Sánchez, es decir por Manuela Carmena y el tonto útil de Antonio Carmona (tan tonto útil que ya ha sido cesado y sustituido por la más sectaria feminista Causapié) intenta ahogar la Navidad mientras financian con generosidad el Carnaval.
Y así llegamos al barrio de Tetuán. Financiado por el ayuntamiento de Madrid, con el dinero de todos, unos artistas de los más progresista, ponen en marcha unos guiñoles para preparar a los niños, desde pequeñitos, en la más arriscada y ruin escuela del odio a cristo, del misocristianismo. En la España de hace 20 años esto no se habría permitido. Hoy no sólo es posible sino subvencionable y aplaudible.
Ojo a los elementos de
la función de estos grandiosos titiriteros: asesinato de monjas con crucifijo, violación de religiosas, ahorcamiento de jueces u gritos de Gora ETA. Los padres se cansaron y llamaron a la policía. No se preocupen: no les acusarán de delitos de odio contra la religión. Según el artículo 510 del Código Penal se puede castigar con hasta cuatro años de prisión, pero ese artículo sólo lo utilizan en defensa del lobby gay y de la ideología de género. Esto es, de lo políticamente correcto. A lo mejor les acusan de enaltecimiento del terrorismo etarra pero de misocristianismo no, seguro que no.
Y la
concejal comunista de cultura, Celia Mayer, paga esta escuela de Cristofobia con nuestros impuestos y se pone de perfil ante las críticas: no ha visto la obra. No la ha visto pero la financia.
Este es el Gobierno progresista que proponen Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Y es cierto, desmontado el socialismo y el comunismo con la Caída del muro, ahora resucita en forma de progresismo Y .
Pero claro, cuando se ve en qué acaba toda esa ruindad, Pedro Sánchez le dice a los españoles que va a formar un Gobierno "moderado", mientras que el leninista 3.0, Pablo Iglesias, asegura que los únicos "demócratas" que hay en España son ellos. Y ambas se califican de "reformistas y progresistas". Traducidos: tanto el uno como el otro son cristófobos y anticlericales.
Por lo demás, el carnaval es cobarde porque se esconde tras el disfraz, es malvado porque se esconde (la gente de bien trabaja a cara descubierta) y, es, sobre todo misocristiano. Es un 'anti', la anticuaresma, que viene inmediatamente antes del memorial de la redención del Gólgota (el miércoles de Ceniza es… el próximo miércoles día 10.
Sí, la nueva guerra, o enfrentamiento, civil comienza en el madrileño barrio de Tetuán. Pero podemos seguir engañándonos acerca de la situación. Las guerras civiles siempre empiezan por lo mismo: el odio y la desesperación provocado por las ofensas a las convicciones y la integridad del prójimo. Por ahora, estamos en la etapa de las injurias a las convicciones del vecino, pero todo se andará...
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com