Se diría que vivimos el umbral de una inevitable III República, ante ese aprendiz de brujo que es Pedro Sánchez  jugando a deshojar la margarita: Juan Carlos I no, Felipe VI sí. No se dan cuenta de que si tumban al uno tumban al otro.

Ha tenido que salir a escena otro socialista, Felipe González, correligionario de Sánchez para explicarles a los televidentes que él reivindica el legado de Juan Carlos I y que quienes le atacan (por ejemplo Sánchez) lo que quieren es terminar con la democracia, ahora calificada como régimen del 78.

Y la vicepresidenta Calvo insiste: “La Casa Real tiene que tomar decisiones". ¡Qué mala idea, Carmencita!

Y para confirmar los temores, surge Pablo Echenique, para traspasar la línea roja: el malo ya no es juan Carlos I, ahora es Felipe VI, que lo sabía todo. O sea, los chanchullos de su progenitor. Por si Sánchez no lo ha entendido: que Podemos no quiere acabar con Juan Carlos I sino con la Monarquía.

Y en esas, en lugar de callarse, la vicepresidenta, Carmen Calvo, insiste: “La Casa Real tiene que tomar decisiones”. ¡Qué mala eres, Carmencita! Lo que quiere decir es que el hijo expulse al padre, a ser posible a bastonazos de La Zarzuela.

Y el que faltaba: el pepero Feijóo también anima la investigación sobre Juan Carlos I porque “todos somos iguales ante la ley”. 

El que faltaba: el pepero Feijóo también anima la investigación sobre Juan Carlo I

Pues mire usted, no: por ejemplo no es igual usted que Juan Español: usted tiene aforamiento y le protegen la policía y los servicios jurídicos de la Xunta, etc.