Reparo en una pequeña barriada madrileña, el Batán, convertida hoy en la viva imagen de España, un país donde reina la impunidad. Y es que nos hemos vuelto tan “garantistas”, uno de los conceptos favoritas del Zapaterismo, heredado por el Sanchismo, que en la España de hoy el verdugo se jacta de sus tropelías mientras la víctima se encuentra ante dos opciones: tomarse la justicia por su mano o callar y tragar.
Decíamos ayer que el barrio madrileño, lindante con la Casa de Campo, se había convertido en un territorio comanche, donde los menas magrebíes fueron trasladados (a un albergue juvenil, dicho sea de paso). Como no tienen nada que hacer se dedican, en mesnada, más bien en manada, a aterrorizar a los varones solitarios pero, sobre todo, a las mujeres, especialmente a las adultas y ancianas, que son sus víctimas favoritas, aunque no le hacen ascos a nada.
Y si te quejas, es que eres un racista, perseguidor de ‘niños’. No son menores, son criminales que se aprovechan de su condición de menores... real o inventada
Así, los menas marroquíes han vuelto a golpear, el pasado fin de semana, a otra mujer en el barrio. Tenía 63 años, le asfixiaron con el mataleón, le robaron 800 euros y le rompieron el audífono.
La policía, tan políticamente correcta como el que más, asegura que están investigando si fueron los menas ‘arrecogíos’ en la zona. Sin embargo, las víctimas están seguras de que fueron los menas, pero claro, toda investigación exige contrastar las fuentes.
Y lo peor es que se ha creado un ambiente en que, si te quejas, es que eres un racista, perseguidor de ‘niños’. Porque no son delincuentes, ¡noooooo!, son niños.
Cuando los marroquíes golpearon a los gitanos de la zona éstos vapulearon a los menas. Seguramente no volverán a hacerlo
Pues no, en primer lugar, no son niños. En segundo lugar se saben impunes y, en tercer lugar quien asfixia a la gente mediante ‘mataleones’ sí es un criminal.
La Comunidad Autónoma y el Ayuntamiento de Madrid, ambos PP-Cs, callan. No se atreven a romper con… lo políticamente correcto. Incluso la sin fundamento de Begoña Villacís asegura que lo que hay que hacer es reeducarles. Por el momento ella no se ha puesto manos a la obra. Se cuidará mucho de vivir en el Batán.
Detalle: cuando los marroquíes golpearon a unos gitanos de la zona, éstos no fueron a la policía: se organizaron, asimismo en mesnada, y vapulearon a varios menas, como aviso para navegantes. Seguramente no volverán a tocar a ningún miembro de esta etnia. O sea, que la gente se acabará tomando la justicia por su mano.
Cuando reina la impunidad se degrada la convivencia y se dispara el fraude
Ahora bien, la primera obligación del Estado es proteger la seguridad de los individuos. Si no lo hace, el individuo tendrá que protegerse a sí mismo.
Lo mismo ocurre con el problema de la okupación de viviendas, un fenómeno delictivo que ha proporcionado al país muchos líderes políticos: el que tiene dinero para ello llama a las empresas privadas de ‘desokupación’ -muy legales, oiga usted- porque no confía en que el Estado le proteja.
Y no olviden que cuando reina la impunidad se degrada la convivencia y se dispara el fraude.