Un viernes de vergüenza nacional. El fiscal pide tres años de cárcel para el comisario José Manuel Villarejo -ya lleva tres años de prisión provisional-, el grabador oficial de pobres y ricos, siempre pagado por ricos.

Villarejo es acusado de calumnias. Asegura, entre otras cosas, que el ex director del CNI, general Félix Sanz Roldán, amenazó a la supuesta amante del Rey Juan Carlos I, Su Alteza Serenísima Corinna Larsen -antes Corinna Zu Sayn Wittgenstein- con atentar contra ella y contra su hijo. Según Villarejo, Corinna estaba aterrada, aunque por aquel entonces, como que no lo parecía. Y naturalmente, hoy, por videoconferencia, Corinna le ha dado la razón: aterradísima estaba. 

Naturalmente, doña Corinna aparece en escena para vengarse una vez más de un Juan Carlos I que la sacó de Zarzuela, donde nunca debió entrar. Le da cobertura a Villarejo en las amenazas, lo que Sanz Roldán niega tajantemente, y encima da a entender que el Monarca estaba al loro del asunto porque no le defendió en sus justísimas quejas. ¿Necesito explicarles que se confesó aterrada? El juez Jesús de Jesús estaba de baja pero se incorporó -el deber obliga- para presidir esta causa.

Y todo esto en plena campaña del PSOE -que ha tenido que dar marcha atrás- y de Podemos -que sigue dando pasos hacia adelante-, no contra Juan Carlos I, sino contra la Monarquía española y, en especial, contra Felipe VI. En plena campaña por la III República.

En ningún país serio se hubiera permitido que el vicepresidente nombrara ministra a su pareja o que el presidente otorgara una cátedra a su mujer en una universidad pública

Ahora bien, el juicio de Sanz Roldán contra el comisario grabador no hubiera sido más que ‘otro juicio de Villarejo’ si no fuera porque el Juzgado número 8 de Madrid, cuyo titular es Jesús de Jesús Sánchez, no hubiera permitido que se televisara.

Entiéndase, todos los juicios son públicos pero no tienen por qué ser televisados en directo, facilitando así la historia de Villarejo y la venganza de Corinna, a la que la seguridad de España le importa lo mismo que al firmante las castañas pilongas.

¿Por qué se ha televisado el juicio Villarejo-Cortina-Sanz? Ningún país emitiría lo que se ha viso esta mañana en el Juzgado núm. 8 de Madrid.

Su “Alteza Serenísima” asegura que el director del CNI, Félix Sanz Roldán le amenaza de muerte a ella y a su descendencia… y aquí no pasa nada. Sanz Roldán explicó que en su vida había amenazado a una mujer o a un niño. Pero, ¿qué más da? El espectáculo ya estaba servido.

En ningún país se pondría en solfa a la Jefatura del Estado y a los servicios secretos si un juzgado podía evitarlo. Con los periodistas dentro de la Sala, naturalmente, pero no con la retransmisión en imágenes de toda la bazofia.

Aunque bien pensado, tampoco se hubiera permitido en ningún país serio que el vicepresidente nombrara ministra a su pareja o que el presidente otorgara una cátedra a su mujer en una universidad pública.